El BCRA, con medicina amarga, logró frenar la corrida y ahora el mercado cree que se viene una nueva apreciación del peso

La pax cambiaria se fortalece y la gran pregunta es si es solo una foto o una película. A continuación las claves para entender el rumbo del “billete”.

1. ¿Por qué se calmó? El tipo de cambio nominal en el mercado mayorista hizo un pico intradiario de $29,50 el 29 de junio y desde entonces el peso se apreció 7% hasta llegar a la zona de $27,3027,40. Ayer, en rigor, cerró en $27,33, con una módica suba de 4 centavos pese a la menor oferta del BCRA, que desde ayer subasta “solo” US$ 50 millones. “En perspectiva, varios planetas se alinearon para este resultado”, dice Miguel Kiguel (EconViews) en su informe semanal. “Por un lado, el BCRA instrumentó una serie de medidas que implicaron una mayor restricción monetaria. La suba de tasas de Lebac por encima del 45% fue importante pero por si fuera poco se reforzó con suba de encajes de 8 puntos. También el BCRA anunció su intención de monitorear agregados monetarios con lo que dio un mensaje al mercado de que la tasa de interés es importante pero no lo es todo al momento de considerar su arsenal de herramientas y que las restricciones cuantitativas también tienen su lugar”, sostiene. Además, amplía, “no podemos subestimar la mejora en la situación de mercados emergentes durante julio, especialmente en América Latina”. Salvo el caso de China (está siendo afectada más directamente por la guerra comercial con Estados Unidos) y el de Turquía (donde el mercado sigue percibiendo vulnerabilidad macroeconómica), sigue Kiguel, “el resto de los países emergentes ha vuelto a recibir ingreso de fondos en bonos y acciones, lo que contribuyó a apreciar sus monedas contra el dólar”. Por último, dice Kiguel, “la propia estabilización del tipo de cambio (sea por factores locales o internacionales) es la que reduce la ansiedad de los participantes del mercado”. La explicación es muy razonable: “Dado que el dólar funciona como refugio su precio se mueve pro-cíclicamente: cuando sube aumenta su demanda y cuando se estabiliza cae la demanda”.

2. ¿Se mantendrá así? “El flujo de entrada a los bonos ayudará a mantener el dólar en un rango entre $27 y $28 durante agosto, aunque vemos con una alta probabilidad que durante septiembre existe un testeo por encima de $28”, dicen desde Bull Market Brokers y explican: “El tipo de cambio está en un rango deseado tanto por el Gobierno como el FMI”. Por eso, creen que el peso tenderá a apreciarse en los próximos meses, tendencia que se fortalecerá hacia comienzos de 2019, cuando lleguen los agrodólares de la promisoria cosecha venidera. Eso recién se revertiría a medida que se acerquen las elecciones y la demanda se mueve con el ritmo de las encuestas. Aun si los sondeos son favorables para Cambiemos, se espera que la demanda de divisas sea firme para mediados de 2019.

3. ¿Comprar o no comprar? Ayer, Analytica difundió su informe semanal y se preguntó si el dólar está barato. La respuesta es negativa y así lo explica: “Aquellos que todavía ‘ven barato’ el billete deberían tener en cuenta que están entrando en desacuerdo con el propio FMI, que se ha convertido en garante último de la gobernabilidad de Cambiemos. Además, están frente a un BCRA que parecería estar dispuesto a sacrificar la actividad económica por mucho tiempo, con tal de no perder la pulseada contra el mercado”, sostienen. “En resumen, la tranquilidad del mercado de cambios actual, a pesar de la paulatina reducción en las tasas de interés (10 puntos respecto al pico para la Lebac corta), no sólo se explica por la ‘sequía’ en el mercado de pesos, sino también por el haber alcanzado cierto nivel razonable de competitividad”, concluyen.

Fuente: El Economista