“Se estima una caída en la actividad industrial del 2%/2,5% promedio para 2019”
Así lo afirmó Pablo Dragún, director del Centro de Estudios de la UIA. En una entrevista realizada por la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), habló sobre las perspectivas que se presentan para los distintos sectores generadores de valor y con llegada al mercado externo, especialmente para Entre Ríos. Además, planteó cómo viven la crisis las pymes y cuáles son las medidas necesarias para revertir el panorama.
Pablo Dragún, director del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU), brindó un análisis para la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), en el que pone en palabras cómo se vive la crisis en los establecimientos industriales del país y la provincia, sobre todo las pymes. Además, anticipa cuáles son las perspectivas que se trazan para este año, en medio de la caída de ventas, de niveles de producción y de pérdida del salario real.
Por otra parte, en la entrevista el especialista detalla cuáles serán los sectores que podrían traccionar una recuperación en los próximos meses, aunque aclara que toda mejora será en comparación con registros negativos de 2018. En este sentido, plantea las oportunidades que se presentan para las empresas exportadoras, aunque pone un paréntesis sobre los costos de producción y el impacto que significan las retenciones. En esta línea, reflexionó sobre las cadenas productivas de Entre Ríos.
Asimismo, Dragún advirtió por las consecuencias que sufren las pequeñas y medianas empresas de la Argentina, que se ven ante la necesidad de realizar presentaciones de concursos y quiebras debido a que la situación se torna insostenible. Al respecto, también detalló las diferentes medidas impositivas, financieras y energéticas que resultan necesarias en este contexto para comenzar a revertir el escenario crítico y volver a retomar la senda de crecimiento y desarrollo con creación de trabajo.
1. Tras una importante caída en 2018 de la industria, ¿qué perspectivas certeras hay de una recuperación este año? ¿Qué sectores traccionarían?
Según las estimaciones del CEU, la actividad industrial se contrajo -3,4% en 2018. El primer semestre de 2019 va a continuar la tendencia negativa de los últimos meses del año pasado, teniendo en cuenta que el tercer trimestre de 2018 cerró con una caída de -8,4% interanual.
Se espera una recuperación relativa hacia la segunda parte del año en gran medida por la baja base de comparación y una tibia recuperación del consumo y el crédito. No obstante, se estima una caída en la actividad industrial en torno al 2%/2,5% para el promedio del año. El resultado final dependerá de la intensidad en la recuperación de Brasil impulsando nuestras exportaciones industriales, por un lado, y de la reactivación del consumo, del crédito y la evolución de los costos industriales a nivel local, por el otro.
Los sectores que podrían traccionar la actividad son las industrias metálicas básicas y minerales no metálicos. Por caso, la producción de acero y aluminio comenzó el año con subas de 7,9% y 0,3% interanual, respectivamente; mientras que los despachos de cemento y la producción de insumos para la construcción podrían incrementarse si efectivamente se reactiva el consumo y el crédito.
2. ¿En qué medida las exportaciones van a permitir un impulso de algunos sectores? ¿Sirve el tipo de cambio con estas retenciones?
Si bien la devaluación y su consiguiente suba en el tipo de cambio generó condiciones más favorables para las exportar, y productos que ya se exportaban ahora tienen precios más competitivos –como es el caso de commodities y las materias primas- para otros productos, cuyo tiempo de maduración es mayor, no alcanza solo con una corrección del tipo de cambio. A su vez, productos con mayor valor agregado poseen insumos importados, con lo cual la devaluación también encarece sus costos de producción.
Sin embargo, rubros que se expandieron en 2018 es muy probable que sigan haciéndolo en 2019, como la industria automotriz, muy ligada al crecimiento de Brasil o productos del hierro y el acero que encuentran en los mercados externos espacio para colocar su producción.
El caso de los derechos de exportación es complejo, porque si bien a mayor tipo de cambio menor alícuota efectiva se paga, termina gravando a todos los productos por igual, generando un sesgo hacia la primarización de las exportaciones. También genera incentivos a comprar insumos importados ya que dichos insumos pueden ser descontados luego del pago del derecho. A su vez, al superar el derecho al reintegro genera un costo adicional que hace que algunos productos sean menos competitivos en el exterior y luego se deban pagar también aranceles para ingresar a los otros mercados. Este es el caso de la soja, que el aceite paga aranceles y el poroto no, y con el pago del derecho se genera un incentivo a exportar poroto sin valor agregado.
3. ¿Qué nivel de crisis manifiestan las Pymes ligadas al mercado interno? ¿Hay datos de los concursos preventivos?
Según los últimos datos disponibles de la Oficina de Estadísticas del Consejo de la Magistratura, en el primer semestre del 2018 se incrementó un 8% la presentación de concursos y quiebras, en especial de Pymes industriales y las proveedoras de consumo interno. Así pues, los concursos ascendieron a 132 concursos y 829 quiebras de enero a junio y se estima un incremento sustancial en las cifras del segundo semestre de 2018.
Los datos del segundo semestre varían según jurisdicción; en Córdoba, al 31/10, esta cifra alcanzaba 116 presentaciones -con proyecciones de cerrar el año con un incremento +15% anual a 2017-. Asimismo, según fuentes del Ministerio de Producción de Santa Fe, se estima un cierre de 250 Pymes en 2018.
Si bien los datos definitivos de cierre de empresas no están actualizados para la totalidad de 2018, es inevitable asegurar que el incremento exponencial de la tasa de interés (que llegó al 72%) ha impactado en gran medida en la cadena de pagos, debilitando especialmente a las Pymes.
Asimismo, la caída del salario real en torno al 11% fruto de una inflación del 47,6% repercutió agudamente en la caída del consumo, y especialmente a las ventas de las pequeñas empresas proveedoras del mercado interno.
4. ¿Qué análisis realiza de Entre Ríos en el concierto nacional? ¿Es parte del interior que puede generar una recuperación más rápida?
Las principales actividades de la provincia están asociadas a la producción agropecuaria y a su exportación. Con lo cual la provincia tiene cierta independencia de los vaivenes económicos y el enfriamiento del mercado interno. Al destinar parte de su actividad a los mercados internacionales tiene una ayuda extraordinaria producto del nuevo tipo de cambio que le permite, en cierta medida, sortear la coyuntura. Son productos que hoy en día se destinan a la exportación aunque hay márgenes para expandirse hacia nuevos mercados como la India y Vietnam.
La actividad principal es la cría de aves y su faenamiento, que concentra el 51% de la producción nacional y el 17% de las exportaciones provinciales. A su vez, las exportaciones se componen en un 33% de maíz y trigo. Le siguen las exportaciones de carne vacuna, teniendo la provincia el 7,8% del ganado nacional. La soja también tiene un rol preponderante en la producción y las exportaciones provinciales y en 2017 representaron el 11%. Le siguen en relevancia las plantaciones de arroz y las frutas frescas, como son los cítricos – naranja y mandarina – y los arándanos. Otra actividad de relevancia es la metalúrgica relacionada a la producción de alimentos.
5. ¿Qué medidas concretas en términos impositivos, financieros y energéticos considera urgentes para reactivar la producción?
Consideramos que en términos impositivos se pueden tomar las siguientes medidas:
• Permitir que los beneficios tributarios que actualmente pueden tomarse a cuenta del Impuesto a las Ganancias, se tomen a cuenta del pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA) así como de las Contribuciones Patronales (F-931).
• Suspensión de las ejecuciones fiscales y embargos de manera temporal en el actual contexto de contracción y elevadas tasas de interés.
• Marcha atrás con la eliminación progresiva de los beneficios regionales contemplados en el Decreto 814/01 que permite que se beneficia a las empresas del Interior.
• Agilizar tiempos de devolución de saldos de IVA y reintegros.
Mientas que desde el lado financiero hay espacio para:
• Reponer la Línea de Financiamiento para la Producción (LCIP) hasta 2020. El crédito al sector privado no financiero equivale al 15,3% del PBI y a las PyMEs es 3%. En paralelo, una significativa parte de los depósitos de los bancos no paga interés. La LCIP fue el principal instrumento de financiamiento PyME en 2017.
• Ampliar los fondos para bonificar tasas y limitar los pedidos de reciprocidad planteados por los bancos para garantizar una distribución federal.
• Incrementar inversiones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad en activos PyMEs para generar más demanda de títulos y promover la producción y el empleo.
Por su parte, las medidas energéticas que se podrían tomar:
• Ampliar el universo de Pymes incluidas en el régimen empresas electro-intensivas y confirmar su extensión en el tiempo para amortiguar parcialmente los aumentos tarifarios.
• Reducción de la presión tributaria nacional y provincial en tarifas.
• Mayor flexibilidad para re-pactar la contratación de potencia. Las empresas obligan a contratar potencia por 12 meses fijos y si el cliente consume por encima lo penalizan con una multa de hasta el 50% sobre su consumo. Por otro lado, si consume menos, igual se cobra el total contratado.
• Bajar dispersión de costos entre usuarios con consumos semejantes. Actualmente para mismo consumo existen diferentes tarifas según la zona en la cual esté radicada el contribuyente. Estas brechas se dan entre usuarios de distintas provincias, como también al interior de una provincia.