Agustín Arias es el Project Manager de Argeniss, una reconocida empresa de software que desde Paraná tiene gran llegada a los Estados Unidos y a otras partes del mundo. Con un perfil profesional orientado a las Ciencias Políticas, su meta es agregar valor en cada paso que realiza. En diálogo con la UIER, el joven repasa sus inicios y sus nuevas metas, con el norte puesto en aprovechar el enorme potencial de recursos a nivel local y apostar por el desarrollo de la provincia.

Argeniss es una de las empresas de software de Paraná que, bajo la conducción de César Cerrudo, logró insertarse en el mercado de los Estados Unidos y otras partes del mundo. Detrás del crecimiento y el profesionalismo que hoy los caracteriza, también hay otra persona clave que además de promover los propios proyectos, apuesta a desarrollar el sector y a impulsar a todas las industrias de la provincia. Se trata de Agustín Arias, el Project Manager que camina cada paso con la premisa de agregar valor.

Tras formarse en la escuela pública de la capital entrerriana, el joven paranaense migró a la Capital en busca de nuevos horizontes. Allí se recibió de licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Buenos Aires y luego fue por un Magíster en Economía por la Universidad de San Martín. Con un perfil en vías de definición, adquirió las primeras grandes experiencias laborales hasta que decidió volver a la tierra que lo vio nacer, donde se sumó a Argeniss.

Hoy, desde una oficina en el balcón del Parque Urquiza, su mirada va más allá del corto plazo y por eso decidió apostar por la gestión a través de las instituciones. Agustín forma del Departamento TICs de la Unión Industrial de Entre Ríos, desde donde también se proyectó junto a otros talentos locales para la fundación del Cluster de Exportadores de Tecnología de Entre Ríos. Bien sabe, estos espacios son una bisagra para poder concretar los grandes anhelos que el sector y toda la sociedad demanda.

—¿Cuándo empezaste a tener interés por el nicho del software?

—Tuve la oportunidad hace siete años de entrar en una empresa en Buenos Aires, el grupo Assa, que buscaban un perfil como el mío para hacer investigaciones y desarrollos de proyectos de tendencias en la industria de la tecnología. Ahí adquirí buenas prácticas de lo que es una empresa multinacional y me fui orientando para el manejo de proyectos. Hice dos cursos y siempre con la óptica de que más allá de la aplicación de la tecnología, hay otros perfiles que se necesitan. Para cumplimentar a quienes realizan la tecnología, hay otros perfiles que tienen que coordinar los elementos para llevar adelante tal o cual proyecto. Entendí que todo el desarrollo de tecnología, investigación, valor agregado y exportación, es algo donde me sentía cómodo, me podía desempeñar y tiene un plus muy motivante, de poder estar exportando conocimiento desde Paraná para el resto del mundo. El hecho de poder estar contribuyendo a desplegar y potenciar el talento argentino a multinacionales importantes, es muy motivante e interesante.

¿Cómo te incorporaste en Argeniss?

—Tenía ganas de volver a Paraná por cuestiones personales y, por casualidad, conocí a César Cerrudo. Le mandé un mail para ver si estaba buscando un perfil como el mío. Para mí era un referente en lo suyo a nivel mundial y el hecho de que tenga una empresa me motivaba. Era golpear la puerta para pedir trabajo y fue así que tuvo en cuenta mis servicios. En unos días serán cuatro años ya que estoy acá. Desde siempre, ha dejado que yo me pueda desempeñar con su consentimiento y expresar mi forma de ser y ver el presente y futuro de la empresa, de manera muy libre. Dentro de su comandancia, he podido desarrollar mi profesionalismo.

—¿Qué rol y tareas realizás hoy en la empresa?

—Es una gran pregunta, porque hago un montón de cosas por ser una estructura chica. Somos unas 40 personas, pero la mayoría se dedica al desarrollo de la tecnología. Somos una empresa descontracturada, pero tenemos ciertos procesos que dan orden. Cuando empecé, me hice cargo de las cosas operativas básicas, desde lo administrativo hasta el té y el café. Pero luego ya empecé a asumir otras responsabilidades, con entrevistas de trabajo, ordenar la incorporación de personas, la base de datos de currículums y luego con el tema de negociar contratos con clientes, ver nuevos proyectos y perspectivas. Por última instancia, empecé a representar a la empresa ante la Unión Industrial de Entre Ríos, el Polo Tecnológico, la Agencia Exportar, entre otras organizaciones. En síntesis, estoy a cargo de la operación, de la selección de personas, la relación con los clientes y las relaciones institucionales, más aún hoy que fundamos el Cluster de Tecnología.

¿Cómo te definís?

—Soy una persona que busca dar valor a lo que hace. Quiero destacarme sumando valor a cualquier cosa que hago. Enfocarse en generar valor es clave para cualquier trabajador. Mi rol o carrera es más difusa. Para un politólogo, ¿qué es agregar valor? Yo te lo puedo decir, pero no es tan obvio para el común de la sociedad. Siempre me enfoqué en brindarle valor a quien es mi principal cliente, que es mi jefe. Esto mismo aplico en todos los lugares. Si soy miembro de la Unión Industrial, quiero agregarle valor a la entidad.

Remarcaste el valor de poder exportar conocimiento desde Paraná hacia el mundo, ¿con quiénes se están relacionando?

—Ahora, estamos enfocados al ciento por ciento en Estados Unidos, básicamente por lo que es su potencial como importador de conocimiento. La mayoría de las startups o grandes empresas están ahí. Además, actualmente está con niveles de desempleo bajos, por lo que está demandando más valor agregado y conocimiento. También nos favorece el huso horario. Tenemos cuatro o cinco horas con la costa oeste de Estados Unidos, donde está el mayor potencial. También César tiene la mayoría de sus contactos de ese país. Pero cerca también está Canadá, donde tienen potencial de crecimiento. De todos modos, nuestros clientes están en todos lados.

¿Cuál es el diferencial de Argeniss para imponerse por sobre la competencia?

—Creo que es la confianza y la idoneidad que ha generado César en 15 años de carrera. Es una persona muy seria, responsable, que no va a hacer cosas por cortoplacismo. Tiene una mirada de mediano y largo plazo, lo cual nos ha permitido construir una relación con nuestros clientes. Además, la confianza en la entrega del trabajo es una marca. Nosotros no tenemos departamento de ventas pero crecimos un 60% en los últimos dos años. Si saliéramos a vender, nos explotaría la empresa. Son nuestros propios clientes los que nos van recomendando. Esa confianza que se generó es importante. Por eso, cuidamos mucho a la gente que entra.

El recurso humano es lo más importante en estas empresas.

—Claramente. Nuestro cliente más importante es el interno. El 60 o 70% del tiempo lo dedico al cliente interno. El externo es muy importante, por supuesto, pero generalmente los proyectos son cortos. Tener un cliente de largo plazo, te da una confianza que se construye, con perspectiva, con seguridad. De todos modos, hay muchos clientes afuera que demandan este tipo de servicios. El gran logro de la empresa es retener los recursos. Tenemos un turnover muy bajo.

¿Qué particularidad tiene la industria del software para enfrentar los momentos de crisis?

—Primero hay que separar el desarrollo de software de la producción de tecnología. Alguien que desarrolla tecnología la tiene más difícil. Para el que desarrolla software, habría que separar el que exporta del que no lo hace. El que exporta la tiene más fácil, porque hoy Estados Unidos está pasando por un momento genial. El que exporta a Estados Unidos está más blindado que el que no exporta o lo hace a Brasil. Pero el que no exporta, pero trabaja con entidades públicas en Argentina, seguramente la está pasando peor. De todos modos, exportar requiere que tengas personas que rompan las barreras lingüísticas. Hemos calculado que el mismo conocimiento de dos personas, una que habla inglés y otra que no, vale el 50% menos. El valor monetario es tan simple como eso. Poder romper la barrera idiomática te abre infinitas puertas y oportunidades. También sucede que en momentos de crisis la gente se acuerda de ser más eficiente, y generalmente la solución de una ineficiencia viene de la mano de una solución tecnológica. Ahí se ven beneficiadas las empresas de software.

En este contexto que vive el país, ¿qué desafíos tiene la empresa y la industria en general?

—A corto plazo no tenemos grandes desafíos, porque todo es bastante estable. Nuestros clientes seguirán creciendo y seguramente surgirán nuevos. Al poder exportar estamos bastante blindados de la coyuntura económica, aunque no somos totalmente ajenos a una situación local. Pero a mediano plazo sí vemos grandes desafíos, de los cuales cada vez que podemos remarcarlos, lo hacemos. En parte, por eso se concretó la fundación del Cluster. Entendemos que a mediano plazo hay desafíos que no se están atendiendo, como la generación de tecnología para ser más eficientes a través de sistemas. Si todas las empresas no adoptan criterios de eficiencia a través de la tecnología, es probable que se extingan. Por lo tanto, que se frene el desarrollo de software, va a frenar a todas las industrias. Somos como la electricidad: nadie va a prescindir hoy del mail o un smartphone. Sea como sea, la tecnología es algo que uno debe adoptar. Un gran desafío que vemos es que se genere y surja mayor cantidad de recursos que puedan brindar este tipo de conocimientos, lo cual implica un trabajo con las universidades y que el Estado empiece a tomar real conciencia. La competencia por los talentos y recursos es a nivel mundial. De no generar más recursos que den valor agregado, habrá un freno a nuestra industria. Por otro lado, está el desafío de la conectividad en nuestro país. Tenemos de las peores de la región, es inconcebible. Eso también es un freno. Hay muchas empresas en el interior de la provincia que quieren dar valor agregado y se van a ver frenadas por los problemas de conectividad. No es estable, no es confiable y nos hace perder credibilidad con nuestros clientes. Estamos en una situación de vulnerabilidad muy grande y, a la vez, preocupados por la concentración de las empresas que brindan ese servicio. Esos dos desafíos son un claro freno, que nos va a pegar a nosotros y a todas las industrias. Hay que tomar realmente conciencia de lo que es en el presente y lo que será en el futuro.