La Unión Industrial de Entre Ríos (UIER) pone de manifiesto su preocupación ante la posibilidad de un nuevo incremento en la tarifa eléctrica. De acuerdo a la información de fuentes periodísticas por disposición de la Secretaría de Energía de la Nación, el mismo se aplicaría sobre el precio mayorista a partir del 1° de noviembre. Por otro lado, a esto se sumaría un incremento del VAD –Valor Agregado de Distribución– de la empresa de energía provincial, que está para aprobación del Ente Provincial de la Energía de Entre Ríos (EPRE).
Nuestra entidad reitera lo expresado en los encuentros mantenidos con el Presidente de Enersa y secretario de Energía de la Provincia, Ing. Jorge González, en sede de la UIER, en relación a que dichos incrementos tienen además un efecto arrastre sobre las cargas impositivas nacionales, provinciales y municipales, lo que redunda en un mayor impacto sobre el costo impositivo, que compone el cuadro tarifario.
El aumento significará un nuevo golpe directo a todo el sector industrial, pero especialmente afectará mucho más a las pequeñas y medianas empresas que conforman la mayoría del abanico productivo de la provincia y que, en medio de una crítica coyuntura por diversos factores, con grandes esfuerzos se sustentan.
En agosto, el sector ya tuvo que asumir importantes incrementos de la energía, que impactaron en los establecimientos industriales en el orden del 50%. Vale compartir que hay empresas a las que sumando la situación general crítica que vive nuestro país, las obligó a tomar medidas duras –que en muchos casos ha significado suspensiones y también despidos– para evitar su quebranto. Tras este cimbronazo, nuevamente los sectores generadores de valor ven con preocupación la posibilidad de enfrentar una fuerte suba de costos que, desde ya se afirma, no todas estarán en condiciones de soportar.
En este sentido, resulta primordial que el Estado nacional, las provincias y municipios en su conjunto tomen las medidas necesarias que les competen siendo clave mitigar y/o eliminar los impuestos y tasas distorsivas (componentes no energéticos) que integran la factura de energía, lo que posibilitará morigerar el impacto negativo que tiene esta política en el sector industrial.
Finalmente reiteramos, no es menor subrayar que el incremento de los costos energéticos se da en medio de un mercado interno recesivo, con un notable y ya muy prolongado derrumbe de ventas con la consecuente caída de la producción, importantes pérdidas de rentabilidad, problemas en la cadena de pagos, imposibilidad de financiarse por las altas tasas de interés y dificultades aún más preocupantes para sostener los puestos de trabajo.