La industria de Entre Ríos, ante el enorme desafío de encauzar su camino tras la pandemia
El Día de la Industria se presenta notablemente diferente este año, en medio de un escenario inédito que en todo el mundo hizo temblar los cimientos. La dinámica del devenir en el país y la provincia puso en jaque a las industrias y sus trabajadores, que una vez más debieron redoblar los esfuerzos para emprender cambios sobre la marcha y atender las urgentes demandas de la sociedad. El sector en su conjunto asumió este gran desafío, con enormes costos y pérdidas, pero con la certeza de que sólo la fuerza del trabajo seguirá siendo el motor para salir adelante y encauzar el camino de crecimiento y desarrollo que promueve la industria desde sus orígenes.
El año comenzó con dificultades producto de una sostenida recesión. Los ritmos de producción y ventas seguían deprimidos en términos comparativos, con capacidades ociosas a niveles históricos, problemas para poder crear puestos de trabajo y una serie de trabas financieras, impositivas y administrativas que, hasta hoy, imposibilitan dar el salto firme y necesario de reactivación. Tras ese primer trimestre complejo, la pandemia terminó de golpear a los establecimientos industriales, fundamentalmente las pymes consideradas no esenciales, que debieron interrumpir sus actividades y asumir el reto de seguir siendo sustentables, sin ingresos, con estructuras que sostener y hasta con una cadena de pagos al borde del quiebre.
Por otro lado, es dable reconocer que la matriz productiva de Entre Ríos, ligada a un conglomerado de empresas que agregan valor en origen, posibilitó a muchas industrias continuar trabajando. Las fábricas alimenticias, farmacéuticas y actividades consideradas esenciales, vinculadas a estos rubros, se convirtieron de este modo en eslabones indispensables para garantizar el abastecimiento de los bienes y servicios. Sin restricciones sanitarias, pudieron mantener el ritmo de actividad y proteger los empleos con mayor capacidad, aunque también debieron enfrentarse a cambios en el mercado interno y externo.
Reactivación
Luego de la primera etapa de cuarentena estricta, Entre Ríos comenzó a rehabilitar las actividades no esenciales -de manera previa que otras provincias-, bajo estrictos protocolos sanitarios que el sector asumió con responsabilidad e incluso con nuevas inversiones para asegurar el cumplimiento de las medidas de desinfección, higiene y distanciamiento social. Esta situación posibilitó una gradual reactivación de los establecimientos productivos, muchos de los cuales habían tenido que acudir a los programas de ayuda del Estado para afrontar el pago de sueldos y al acceso de algunas líneas de financiamiento a tasas subsidiadas para capital de trabajo.
A partir de junio y julio, comenzaron a notarse algunos signos de mejora relativa de la demanda, lo cual estimuló las ventas de rubros tales como materiales para la construcción –sobre todo vinculados a refacción de viviendas-, aberturas, muebles para el hogar, entre otros bienes durables. Este cambio de tendencia favorable generó un alivio para sostener las empresas en tiempos críticos, aunque no hay certezas respecto de si se trata de una mejora real de la situación económica nacional y provincial o si responde a un rebote temporal.
Ante este panorama que pareciera alentador, los industriales mantienen la cautela y coinciden en marcar la imposibilidad de realizar cualquier tipo de proyección, teniendo en cuenta la vertiginosa dinámica de los acontecimientos y una realidad todavía plagada de incertidumbres. Las dificultades de las industrias persisten, por la falta de financiamiento que apueste a promover inversiones de mediano y largo plazo, la pesada presión tributaria que asfixia a las pymes, las advertencias constantes en la seguridad jurídica y, elementalmente, la imperiosa necesidad de un programa de desarrollo productivo de cara a la pospandemia que permita estabilizar las variables y posibilite mejores condiciones para que los establecimientos agreguen valor y vuelvan a demandar mano de obra.
Indudablemente, este contexto económico, político y social no deja de inquietar al sector que, a pesar de la imposibilidad del encuentro físico para celebrar esta fecha tan importante, no deja de reflexionar e interpelar a todos los actores de la comunidad sobre el delicado presente que atravesamos. En lo que a la Unión Industrial de Entre Ríos le compete, asumimos el compromiso de seguir gestionando, promoviendo y alentando a la generación del empleo, el progreso y el bienestar social, más aún en momentos donde la salida es con unidad y acuerdos básicos.