Así definió Aquiles Arús el momento que vive el sector tras la fuerte devaluación. Ve un mayor nivel de actividad, aunque analiza el escenario con cautela.

Si hay un sector que salió fortalecido de la “tormenta” que vive el país, ese es el exportador. La devaluación del peso frente a la significativa escalada del dólar por arriba del 50% dio respiro a las empresas que venden sus productos al exterior, frente a la caída del mercado a nivel local que golpea de lleno a la mayoría de las actividades, pero con mayor virulencia en las pymes.

Aquiles Arús, referente de la Cámara de Comercio Exterior de Entre Ríos (Caceper), dialogó en exclusiva con DOS FLORINES y analizó cómo atraviesan esta coyuntura aquellos establecimientos productivos que tienen llegada en el mercado internacional. “Ánimo distendido”, es la manera en que describe el momento que viven estos empresarios, aunque no deja siempre de poner cierto manto de cautela.

El empresario conoce de cerca a los industriales y productores que despachan sus bienes y servicios hacia fuera del país. Sabe que la competitividad y rentabilidad la están recuperando aquellos que ya tienen una estructura puesta al servicio de las exportaciones. Esto, a su entender, se está traduciendo en un mayor ritmo de actividad comparado con la caída de años anteriores, y ello, para este difícil contexto, ya es mucho.

Durante la entrevista, Arús también puso blanco sobre negro en relación a la reciente medida del Gobierno nacional sobre la reducción de los reintegros de exportación. A pesar de las críticas que recibe la administración de Cambiemos por sus desaciertos, no deja de ponerle fichas a estas políticas que favorecen la exportación y destaca la llegada de Dante Sica para quitar la mirada centralista y darle impulso a las provincias.

—¿Cómo está el sector en la provincia con esta devaluación?

—Si uno lo analiza desde el punto de vista de las empresas exportadoras de la provincia, sobre todo alimenticias y agroindustriales, están bien. De alguna manera, la devaluación los ha ayudado a recuperar competitividad, teniendo en cuenta que los índices de inflación han sido menores a la devaluación. Ahí hay una diferencia importante. En general, noto un ánimo más distendido. Es cierto que hay casos particulares, con productos que están influidos por insumos dolarizados como el caso agrícola con el maíz y la soja… De cualquier manera, siempre hay una brecha de utilidad que se acrecienta. Ahora, eso contrasta con las empresas que si bien son exportadoras, importan insumos, con lo cual hay un dólar neutro, y está influyendo en los precios del mercado interno.

—Mejoró la competitividad, ¿pero se recuperó del todo el famoso atraso cambiario?

—En mi opinión, sí. Estas devaluaciones nacieron a partir de los 20 pesos allá por abril y hoy estamos hablando de 29 o 30 pesos. Hubo un incremento del tipo de cambio importante y no se ha visto influido en la misma medida que la inflación. Me da la impresión que un poco de competitividad se ha recuperado.

—Si bien en términos generales hay mayores posibilidades para exportar, ¿qué pasa con las pymes que no están pudiendo financiarlas?

—Ahí hay un problema serio en materia de financiamiento interno, porque los intereses están por las nubes. Hay un cuello de botella bastante importante. No obstante, el hecho de tener un tipo de cambio relativamente competitivo, para las empresas que ya estaban exportando los ayuda mucho. El problema está cuando querés exportar y nunca lo hiciste o hace mucho tiempo lo dejaste porque el negocio no te daba. También hay que ver cómo reinsertarse en el mercado exportador, lo cual es un poco más difícil.

—Que suba el tipo de cambio no significa que todos aquellos que quieran exportar lo puedan concretar.

—Claro, yo no digo que no lo puedan hacer; poder, se puede. El tema es cómo arman sus costos las empresas que no están exportando. En esto no se puede hablar de manera tan general porque cada sector tiene una estructura de costos distinta. Lo que sí pienso es que un tipo de cambio relativamente alto siempre da la posibilidad. De cualquier manera, por lo que veo, los que exportan son exportadores permanentes, ya sea con buen tipo de cambio o malo. La mayoría de los casos son empresas que han apostado a un negocio de exportación.

—Tienen sus mercados…

—No sólo sus mercados, sino una estructura de producción vinculada a la exportación. No pueden hacer exportaciones espasmódicas, porque si no pierden la confiabilidad con sus clientes. Si hay una política exportadora por parte de una empresa, se debe mantener. Las que están exportando, se han mantenido aún con un tipo de cambio bajo. Convengamos que desde que salimos del famoso cepo, la historia cambió. Hoy día, con la liberalización del ingreso de divisas, derechos de exportación que antes se pagaban y ahora no…

—¿Cómo toma el sector la reducción del 66% en los reintegros de exportación dispuesta por Nación en el marco de la política de ajuste fiscal?

—Hubo en los últimos días devaluaciones de entre el 2 y 3% en el día. La baja de los reintegros es del 1 o 1,5%, del 2% en algunos casos. Es una compensación. De alguna manera, el Gobierno ha dicho: “Señores, tienen un tipo de cambio alto, competitivo, vamos a bajar un poco los reintegros”. Es una herramienta fiscal; a través del tiempo he visto que estas cosas pasan.

—Es como una devolución de favores.

—Yo digo que sí. Es como pasa con productos de la soja: aumenta el precio de la soja, los productores ganan más dinero, pero le paran la baja de las retenciones por seis meses. No está tan mal. A nadie le gusta que le quiten algo que tiene en sus manos. Pero por otro lado se han visto beneficiados por un aumento importante del dólar.

—Hay datos que indican que las exportaciones repuntaron este año, pero siguen lejos de los valores históricos. ¿Cómo está realmente el nivel la actividad en Entre Ríos?

—Yo veo mayor nivel de actividad. No puedo decir si el repunte es notorio porque no tengo los valores de Entre Ríos. Pero sí veo, por el trabajo nuestro, que hay un ritmo más importante en materia de exportaciones y que viene creciendo.

—En este contexto, ¿las expectativas para el corto plazo mientras dure el dólar competitivo son muy buenas?

—Yo no digo que muy buenas, sino que son buenas expectativas. Desde un principio dije que, en general, veo en los dueños de las empresas vinculadas al comercio exterior un ánimo mucho más distendido, como que la cosa aflojó. Entonces, empiezan a ver más rentabilidad; y la rentabilidad en Entre Ríos se reinvierte, las empresas siempre tratan de crecer, de mantenerse actualizadas en sus procesos, en su equipamiento. Lo veo mejor. Eso no quita que hoy de aquí para mañana la cosa esté solucionada. La Argentina lamentablemente viene de un problema muy grave por falta de divisas, de inversión, de dólares genuinos, y eso va a tardar mucho en revertirse, teniendo en cuenta los costos internos que el Estado tiene. Apuesto a que la cosa mejore. Y creo en la próxima cosecha del campo que está saliendo de esta sequía, así como los egresos por divisas por turismo que sé que están bajando porque sale caro viajar; si todas esas cosas empiezan a cambiar un poco, el panorama tiende a mejorar. Lo que hay que salir es del déficit comercial, que los dólares que salen sean iguales o menos de los que entran.

—A propósito de los cambios, ¿qué opina de la llegada de Dante Sica y sus primeras medidas en el Ministerio de Producción?

—Me parece bien. Me da la impresión que (Francisco) Cabrera estaba muy centrado en Buenos Aires, que no estaba mirando el interior; mientras que Sica me consta que es una persona que trabajó y trabaja muchísimo con el interior del país. Estando en Córdoba, me contaban que le está poniendo mucha pila para mejorar en materia productiva del interior del país. En definitiva, estoy absolutamente seguro de que es un buen cambio.

Fuente: Dos Florines