Es uno de los creadores de Globant, la empresa argentina que se dedica a la industria del software y a la transformación digital de algunas de las compañías más grandes del planeta. En poco más de 40 minutos, de modo muy didáctico y distendido, Martín Umaran explicó en la 13ª Jornada de la Industria cómo hicieron cuatro ingenieros, en una oficina prestada y con un capital de 10 mil dólares, para generar el fenómeno que es hoy Globant.
María Eugenia Hillairet realizó la presentación del invitado en función de uno de los temas centrales de la jornada: innovación. La referente del Departamento Joven de la UIER apuntó también los datos personales de Martín Umaran –por ejemplo que está casado con una paranaense- y se enfocó, finalmente, en los impactantes logros de una empresa que alguna vez fue una pyme y, antes de eso, apenas una reunión de cuatro amigos ingenieros.
Martin Umaran, de modo coloquial y sereno, fue desarrollando la historia de la empresa que fundó junto a sus colegas y conquistó la atención del auditorio durante cada uno de los minutos que duró su presentación. Lo primero que explicó Umaran fue qué hace Globant. Sencillo, dijo, “es una compañía que hace software” y unos segundos después especificó que “desarrollamos software a nivel mundial”.
Lo que se sabe hoy es que Globant tiene clientes como Google y Coca-Cola, también que se erigió en la primera tecnológica local en cotizar en Nueva York y que, entre otras cosas, ha sido reconocida como una de las 10 empresas más innovadoras de América del Sur. Una más: ha sido caso de estudio para universidades como Harvard, MIT y Stanford.
Todo ese historial de alto impacto tiene un comienzo muy despojado, alcanza con una imagen: cuatro amigos ingenieros, en una oficina prestada en La Plata, juntan 10 mil dólares y resuelven que tienen algo por hacer, que tienen algo entre manos.
“Lo primero que hicimos fue que compramos un pizarrón y anotamos a todas las personas que conocíamos y nos habían pedido trabajos”, relató Martín. Los cuatro tenían ya más de 30 años y buenas experiencias profesionales, contactos, algunos en el exterior.
“Una cosa que nos distinguió es que queríamos transformar esto es una gran compañía, no teníamos respuestas, pero si teníamos ejemplos, Arcor, Techint. Con eso en la cabeza y muy poco capital decidimos que íbamos a desarrollar software de la Argentina para el mundo”, sintetizó Martín. Luego explicó aún más la idea: “Si nosotros empezábamos a trabajar y le vendíamos a los que estaban cerca, no salíamos mas de acá. La forma de que hacer algo distinto era si apuntábamos a otro mercado”.
La decisión quedó muy claramente reflejada en el camino realizado: casi el 95% de la facturación de la empresa hoy no está en Argentina.
ESCENARIO.
Globant comenzó a funcionar en 2003 y una de las primeras medidas que tomaron los socios fue que dos de ellos debían viajar al exterior para hacer una recorrida buscando oportunidades de negocios. Así salieron a conseguir los primeros clientes.
Pero antes de hablar de los resultados obtenidos en esa primera expedición, Martín explicó muy bien el escenario que abonó el territorio global en que se desarrolló la empresa. Para eso se remontó a los 90´. En esos años, recordó, “hubo mucha inversión en infraestructura de IT, telefónicas, data center, todo esto en el 2000 estaba para aprovecharlo”.
En el relato, Umaran no pasó por alto, claro, el acceso a internet a partir del 95´, la posibilidad de desarrollar software y venderlo de modo sencillo a cualquier parte del mundo.
Pero hubo también otros factores importantes: uno de ellos, la famosa burbuja punto com, que terminó explotando luego de un período de gran crecimiento de empresas vinculadas a internet, dejando -entre otras cosas- mucha gente capacitada sin empleo.
Un hito más fue el terror al año 2000. “A algunos se le ocurrió que era grave cambiar el numerito del 99 al 00, que había que probar los sistemas y estar seguros de que no se iba a caer todo, entonces se dieron cuenta de que no había gente en el mundo occidental para hacerlo”. El horizonte que buscaron las empresas fue India, “educada en la colonización inglesa”: allí se instalaron las grandes compañías del mundo. “Empezaron a mandar trabajos para que se hicieran en India con destino a los mercados centrales”.
Por aquí, mientras tanto, allá por el 2000, recordó Martín, “Argentina estaba muy cara, sobre todo para hacer una industria basada en personas que desarrollan software, pero después de la devaluación en 2003, ya no era caro”.
Ese era el escenario, del país y del mundo, cuando dos de los cuatro creadores de Globant viajaron a buscar oportunidades. Rápidamente la nueva empresa trató de sacarle ventaja a dos aspectos respecto a sus competidores en India: una mayor cercanía cultural entre occidentales y una cuestión muy práctica respecto de la hora. Es que la diferencia de uso horario con Nueva York es aquí de una hora y en la India de once horas.
“Para trabajar -dijo Martín- aquello era muy complicado”.
GANAR.
En síntesis, Globant tenía mucho mercado por buscar, mano de obra calificada que necesitaba empleo y la decisión de ser una gran compañía.
El primer cliente llegó muy rápido y fue Las Minute, una empresa similar a Despegar pero 14 años atrás. “Teníamos que mandar 12 personas a Inglaterra en un mes”, recordó Martín y de algún modo lo hicieron, porque entonces “reclutar era relativamente simple”.
Globant se había planteado como objetivo facturar 200 mil dólares en su primer año de vida pero eso sucedió en un mes. Entre 2004 y 2008, la empresa creció con tal magnitud que llegó a facturar unos 25 millones de dólares anuales.
En 2006, Google tocó a la puerta de esos cuatro amigos ingenieros. “Pasamos un montón de pruebas, entrevista tras entrevista y no con nosotros sino con la gente que trabajaba para nosotros, hasta que nos dijeron el contrato es para ustedes, son la primer compañía que desarrolle software para Google”.
Globant comenzó a abrir oficinas en distintas partes del mundo y sumó, además, otra sede en Argentina, pero no en Ciudad de Buenos Aires sino en Tandil. “La tecnología permite que las personas trabajen en el lugar donde quieren vivir, de toda la gente de Globant solo el 25% está Buenos Aires, el resto está esparcido por el mundo”, detalló Martín.
La empresa siguió creciendo, desarrolló juegos, empezó a trabajar nada menos que para Disney y en 2014 cotizó en la bolsa de Nueva York. Hoy en día, Globant emplea a 6000 personas, está en por lo menos 12 países y factura 330 millones de dólares por año.
¿Qué hace Globant? Software, claro, pero también y especialmente, agregó Martin Umaran, colabora en la transformación digital de las compañías.
“Tratar de estar en lo último es la carta de presentación para nuestros clientes”, sintetizó. Parte de la tarea se trata de “automatizar procesos” y eso, más que un cambio tecnológico, sostuvo el empresario, significa un cambio cultural. En eso, justamente, anda Globant. Y gana.