Ser mujer en la industria: “Cuando tenemos diferencias, buscamos ponernos de acuerdo”

Ser mujer en la industria: “Cuando tenemos diferencias, buscamos ponernos de acuerdo”

Irina Hergert es la gerente administrativa de Granalier, empresa familiar de la cadena porcina que crece y se expande en Estación Camps. En esta entrevista, cuenta sobre sus responsabilidades en la planta industrial, los desafíos como empresaria y su participación institucional en la Unión Industrial de Entre Ríos. Desde esa línea, también brinda su mirada sobre el rol de la mujer en la industria.

Por fuerza propia y capacidad, las mujeres ocupan cada vez más espacios de poder y la industria es también parte de este proceso cultural. Irina Hergert es un ejemplo de los cambios que se viven en estos tiempos, al asumir desde hace más de una década la gerencia administrativa de Granalier, empresa familiar que agrega valor a la producción de cerdos en las dos plantas radicadas en Estación Camps, departamento Diamante.

Antes de su inserción de lleno en la empresa familiar que forjó su papá como productor agropecuario y porcino, Irina estudió la carrera de Contador Público en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) para ser una profesional independiente. Con el tiempo, su hermano Miguel gestó el proyecto de industrialización que tomó impulso en 2006, por lo cual decidió sumarse y apostar por añadir otro eslabón a una cadena en constante crecimiento.

Desde ese momento, la joven empresaria no paró de sumar responsabilidades, ganar experiencia y poder de decisión. En el trayecto, nunca dejó de formarse y puso el foco en las empresas familiares, en pos también de una mayor calidad de gestión. Desde esa mirada, puso su impronta para que la empresa siguiera expandiéndose a partir de la diversificación de producción que hoy amalgama no sólo cortes de carne fresca sino también elaboración de fiambres y embutidos, atendiendo a las nuevas demandas del mercado.

Sin dudas, la vida de Irina resume los grandes desafíos con los que se enfrentaron la mayoría de las industrias de nuestra provincia; incluso con el plus de jugar un rol institucional, al compartir ideas, experiencias y conocimientos en el Departamento Tributario y Joven de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER). Todo ello fue posible y lo seguirá siendo, desde la figura de mujer, esposa y madre de una niña y un niño: Arianna, de cuatro años, y Máximo, de dos.

—¿Por qué decidiste involucrarte en la empresa y asumir las responsabilidades administrativas e institucionales?

—Si bien a mí me gustaba la administración de empresas, estudié para ser contadora pública porque era una profesión independiente, además de que mi papá ya era contador, tenía su estudio y todavía no existía la fábrica. Luego se armó el proyecto para que mi hermano tuviera una salida laboral y después, cuando la familia se hizo cargo totalmente de la empresa, nos empezamos a involucrar más. Ahora sigo trabajando en el estudio contable, pero estoy cada vez con más responsabilidades en la empresa. Mi hermano es quien está en la producción y nosotros hacemos el apoyo administrativo.

—¿Cómo es el vínculo con un hermano a la hora de tomar decisiones empresariales?

—Hay veces que no es fácil. De hecho, hice una Diplomatura en Gestión Profesional de Empresas Familiares porque el tema se complica. De todos modos, somos tres en las decisiones, junto con mi papá que, muchas veces, tiene la última palabra. Siempre tratamos de priorizar la relación familiar, aunque no hemos tenido conflictos por la empresa porque somos nosotros quienes nos ponemos de acuerdo. Es decir, cuando tenemos diferencias, buscamos ponernos de acuerdo. Al fin y al cabo, se trata de que funcione la empresa, pero se sigue priorizando la familia, la relación y que nada interfiera.

—¿Cómo te organizás a diario para dedicarle tiempo a tu familia, sobre todo tus hijos?

—Es todo un tema, no es fácil. Creo que las mujeres estamos complicadas en ese caso porque la responsabilidad de madre nos preocupa distinto. Llegás a tu casa y tenés que seguir, atendiendo a los chicos, con las tareas y sus demandas. Ellos también tienen su derecho de que estemos y compartamos momentos. Por ello, lo que siempre queremos transmitirles es la importancia de la familia y no sólo la cultura del trabajo. Hoy mi hija quiere ir a ayudarme en la fábrica, en el estudio y me pongo a pensar… pero todavía falta. Mis hijos son chicos y hay días en los que se complica, por lo que trato de trabajar en casa para tener más presencia con ellos.

—¿Qué reflexión hacés del rol de las mujeres en las industrias? ¿Cómo fue tu experiencia?

—Ahora se ven muchas más mujeres en cargos importantes, gerenciales. De todos modos, en ambientes como éste, que es frigorífico, prácticamente no hay mujeres. Si hay algunas mujeres, son pocas y jóvenes, con lo cual antes no se les daba lugar y ahora sí. A mí por suerte me dieron espacio porque me crié entre varones. No me afecta estar en las reuniones con puros hombres. Pero a su vez, la familia siempre me dio el apoyo: me incentivaron a que estudiara y a ser independiente.

—¿Qué aporta la mujer de diferente en estos espacios?

—Creo que tiene una mirada más sensible, vemos otras cosas. Vemos las relaciones, las personas, los detalles, que a veces los hombres pasan por arriba. Es un aporte que hacemos las mujeres en las empresas.

—¿Qué los motivó a participar en la UIER y con qué expectativas?

—Nosotros tenemos bastante actividad social en General Ramírez, donde vivimos. Siempre participamos, sea en los clubes o la cooperativa. Y en la UIER pensábamos que era sólo para empresas más grandes, hasta que un día conocimos a un empresario socio de la entidad que nos informó y motivó para asociarnos. Ahí empecé a participar en el Departamento Tributario y este año me sumé al Departamento Joven, donde también se suma mi hermano. Hoy me doy cuenta de que para una industria más chica le sirve mucho estar dentro de la institución.

—¿Qué proyectos te impulsan a seguir?

—Por ser una industria nueva y joven, tenemos un montón de proyectos. Este año pudimos habilitar la planta con Senasa para comercializar fuera de la provincia, por lo cual estamos con el desafío de abrir mercados. Ojala algún día podamos llegar a la exportación, siempre con el desafío de seguir creciendo e invirtiendo, incluso para que quede para nuestros hijos.

—¿Te gustaría que tus hijos continúen con la empresa?

—Creo que en el fondo uno lo hace por la continuidad. Es más, cuando mi hija quiere ir a la empresa, a mí me encanta. Pero no la quiero presionar ni que se sienta con la obligación de hacerlo. Si bien en el fondo es todo un desafío para uno mismo crecer y progresar, también uno lo quiere para que trascienda.


Dirigir la empresa y la familia con el ejemplo: “Si quiero cambiar algo, tengo que hacer”

Dirigir la empresa y la familia con el ejemplo: “Si quiero cambiar algo, tengo que hacer”

Para Silvana Roitman, ese es el mensaje que todos los días les transmite a sus hijas cada vez que va a la planta industrial. La joven empresaria, gerente de alimentos balanceados de Molinos Centro, reflexiona sobre los desafíos de tomar decisiones en una empresa familiar y el legado para las generaciones futuras. Además, cuenta cómo es posible amalgamar las distintas facetas, incluida su participación en UIA Joven en representación de la UIER.

Las empresas familiares presentan constantes desafíos para quienes las integran, por su misma naturaleza. Dicen los especialistas que la mayor dificultad es aprender a definir el rol en cada momento para evitar confusiones que generen conflictos. En otras palabras, la clave a la hora de tomar decisiones es saber diferenciar la oficina de la casa. De todos modos, eso no quita que sea posible amalgamar distintas facetas en la vida que permitan a los empresarios poder desarrollarse y crecer junto a los suyos.

Un ejemplo de cómo enfrentarse a diario con estos retos es Silvana Roitman. Con aciertos y errores, toma decisiones empresariales junto a su padre, pero con la certeza de que el aprendizaje es continuo. Actualmente es gerente de Corralero, la empresa de alimentos balanceados de Molinos Centro SRL que fundó en 1985 Jack Roitman y dos años después se asoció a su cuñado. Desde 2006 se integró de lleno al proyecto y poco a poco asumió nuevas responsabilidades que hoy la llevan a vivir un proceso generacional de transición.

Por decisión propia y pasión por lo que hace, la joven empresaria es la única de las tres hermanas que acompañó a su padre con el legado de la empresa agroindustrial radicada en Villaguay. Pero además, asume un rol activo dentro de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), al representar a la provincia en el espacio de UIA Joven a nivel nacional. Todo ello no le impide a su vez formar una familia junto a Paolo y enseñar con el ejemplo a sus hijas, Umma y Jazmín.

“Si yo no hago nada, no va a pasar nada. Si quiero cambiar algo, tengo que hacer, involucrarme. Desde siempre, a mi me lo mostraron con hechos, no me lo dijeron. Mis hijas saben que cuando me voy, voy a trabajar. Para mí es importante que mis hijas me vean trabajar y comprometerme con lo que creo que es justo”, asegura, cuando reflexiona sobre el mensaje plasma con sus acciones.

—¿Cuándo comenzaste a involucrarte en los deberes de la empresa?

—Como muchos de nosotros que tenemos empresas familiares, durante la época en que todavía iba a la escuela, en los veranos, mi papá me pedía ayuda. A él le habrá gustado tenerme al lado y a mi me gustaba porque trabajaba. Después fui a la facultad a Buenos Aires y tenía allá mi trabajo. Pero cuando volví y vi el proyecto de la planta de alimentos balanceados, me enamoré, a pesar de que no entendía nada. Como había estudiado Administración de Empresas (en UADE) y llevar a cabo un proyecto era lo que había estudiado, me pareció un desafío para afrontar, difícil, pero fui aprendiendo.

—¿Cuáles son las dificultades de formar parte de una empresa familiar y cómo se sortean esos problemas?

—En mi experiencia particular, nosotros tuvimos una situación compleja. En la empresa realizamos una división societaria y la familia quedó sentida, es decir, se resintió el vínculo familiar. Entonces, lo que buscamos ahora es que esto no nos vuelva a pasar. Por ello, con mi papá buscamos tomar los recaudos para realizar una transición ordenada, organizada, consensuada, hablada desde este momento, como si fuese un protocolo familiar.

—¿Cómo lo llevan a cabo en la práctica y qué lado positivo le buscan?

—Hoy lo que estamos haciendo es una especie de transición natural con mi papá. Las cosas no se están forzando. Mi viejo sigue laburando a la par, con responsabilidades grandes, que de apoco me las está pasando. Yo estoy adquiriendo más responsabilidades y obviamente paso más tiempo en la empresa, pero como una cuestión natural, de enseñanza. Si bien con él discutimos mucho, a su palabra la tomo como una experiencia muy valiosa. Muchas veces nos pasa que nos peleamos entre quienes tomamos las decisiones, pero lo importante es que sabemos que tiramos para el mismo lado. Esta es la parte positiva: los dos estamos con el mismo objetivo. Podemos diferir en las formas, pero tenemos la tranquilidad de que queremos lo mismo. Tenemos modos muy distintos y se dan discusiones, pero a veces estamos diciendo lo mismo.

—¿Qué importancia le dan al diálogo?

—Dentro de las empresas familiares, no trabajar sobre supuestos, es muy importante. No hay que suponer qué va a pasar el día que no estén los fundadores. Hay que establecerlo, tenerlo hablado. Por ello, con este protocolo, se habla de todo, dejamos los temas expuestos y cada uno opina sobre cómo cree que deberían ser las cosas. Es importante saber de antemano la opinión del otro.

—¿Cómo se puede ser empresaria y madre a la vez, asumiendo también un rol activo institucional en la UIER?

—Es un delicado equilibrio. Si faltás mucho en un lado, se nota. Lo importante es el apoyo de mi familia. Si no fuera por ellos, no sería posible. En el caso de la empresa, mi papá siempre estuvo en las instituciones y me acompañó, por lo cual ve como positiva la participación, involucrarse. El compromiso es una manera de cambiar las cosas. Siempre me gustó el círculo virtuoso, el valor agregado de la industria. Estoy convencida del valor que tienen las industrias en cada pueblo o ciudad donde estamos insertos.

—¿Qué mensaje les transmitís a tus hijas con lo que hacés?

—El valor del trabajo y el valor de participar si quiero cambiar algo, si quiero que algo funcione. Si yo no hago nada, no va a pasar nada. Si quiero cambiar algo, tengo que hacer, involucrarme. Desde siempre, a mi me lo mostraron con hechos, no me lo dijeron. Mis hijas saben que cuando me voy, voy a trabajar. Para mí es importante que mis hijas me vean trabajar y comprometerme con lo que creo que es justo.

—Muchas familias proyectan en sus hijos un futuro, aunque no todos asumen ese destino. ¿Cómo creés que se puede dar la continuidad de la empresa con tus próximas generaciones? ¿Se reflexiona sobre eso?

—La verdad es que todavía no lo pienso porque mis hijas son chicas. De todos modos, sean lo que sean, espero que les guste hacerlo. Yo estoy trabajando en la empresa porque decidí volver y porque me gusta; por eso también puedo ser madre, representar a la Unión Industrial de Entre Ríos a nivel nacional y estar en otros lugares que participo. Si no me gustara, no podría hacerlo. Por supuesto que sueño con que mis nietos estén en la empresa. Es fácil decirlo, pero me gustaría que si están sea sólo porque les gusta de verdad.


Tomar decisiones con 25 años: “Todo el tiempo tenés que reinventarte”

Tomar decisiones con 25 años: “Todo el tiempo tenés que reinventarte”

Gabriel Amateis es socio de El Progreso, una empresa panificadora que nació hace 50 años en María Grande y hoy se expande por la región. Sin miedo a equivocarse y desde una mirada fresca, analiza cómo se insertó en la firma que crearon sus abuelos y cómo es tomar decisiones en tiempos difíciles. Además, destaca la importancia de asumir un rol participativo en el Departamento Joven de la UIER.

Con 25 años, Gabriel Amateis es uno de los jóvenes empresarios que comienza a hacer su camino en la provincia. Hoy en día es parte esencial de la toma de decisiones dentro de la Panificadora El Progreso que administra junto a su padre, Javier, pero además no deja de impulsar y sumarse a nuevos proyectos, como los que se ponen sobre la mesa del Departamento Joven de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER) de la cual participa.

El joven es actualmente socio de la empresa nacida en María Grande en 1969 de la mano de su abuela, Margarita «Yiyi» Spais, y su abuelo, Nélson Eberlé, desde donde adquirió una vasta experiencia. Estudió Administración Empresarial en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), pero además se nutre de otros cursos, talleres y herramientas que le permiten hacer su propia formación. Todo ello, amalgamado por una motivación constante y espíritu emprendedor, lo llevan a no quedarse quieto, animarse, tomar riesgos y crecer junto a su familia.

“Todo el tiempo tenés que reinventarte”, asegura, sin titubeos. A pesar de los desafíos permanentes que presenta el escenario económico y financiero del país, está seguro de lo que es capaz de hacer, sin temor al error y el aprendizaje, asumiendo las responsabilidades que le competen, pero también aprovechando las experiencias que cuentan sus pares. “La actitud, no la aptitud, determina la altitud”, es su frase de cabecera, desde donde se para, analiza y actúa.

—¿Cómo fue tu inserción en la empresa?

—Mi inserción en la empresa fue desde chico, ayudando desde adentro. Me empezó a gustar el ambiente en sí mismo. Luego, fui a estudiar Administración para volver a la fábrica y poder implementar lo que había aprendido. Hace seis años que estoy más firme. Fui encargado y hace dos años empecé a ser socio, cumpliendo las mismas funciones, pero con más responsabilidades.

—¿Cuál es tu impronta desde la juventud y tus conocimientos aprendidos para la administración de empresas?

—Es un poco complicado cuando se trata de empresas familiares. Respecto de las nuevas ideas, somos abiertos todos, pero mucho más yo. El tema es hacer entender a las personas grandes esas ideas; además de plantearlas, el tema es cómo implementarlas, llevarlas a cabo, hacerlas realidad. El estudio me incorporó conocimientos, pero no fue lo que me hizo crecer en la empresa, sino que fue haber estudiado aparte, el hecho de estar investigando algo, viendo formas de marketing y ventas.

—¿Cómo incide tu formación y espíritu emprendedor en la toma de decisiones, ante estos contextos difíciles del país?

—Hemos debatido mucho sobre eso. A las decisiones las tomamos con mi viejo. Él es gerente general y yo soy gerente en segundo orden. Mi papá es más de la vieja escuela, de echarse para atrás porque viene la crisis, por esto o lo otro. Lo mío es más de pensar que si no tenemos las ventas que necesitamos, hay que salir a buscar más. Desde ese lado, hemos conseguido más ventas para mantener la producción. Nosotros dependemos totalmente del consumo interno: si no hay plata en la calle, no vendemos directamente. Para el año que viene tenemos idea de ver la posibilidad de exportar, pero todavía está verde.

—En otras palabras, tu aporte también viene desde la necesidad de reinventarse constantemente ante la crisis, asumiendo riesgos día a día.

—Sí, totalmente. Al que hace cosas, le pasan cosas. Hay cosas que salen bien y otras, mal. A medida que tenés experiencia e información, vas afinando el lápiz. Pero siempre tenés que reinventarte, porque el contexto está en constante movimiento. Si te quedás con un mismo producto y servicio, mientras la competencia aparece con algo nuevo y diferente, te quedás atrás. Si no te reinventás, es imposible seguir adelante. Todo el tiempo tenés que reinventarte.

—¿Con qué expectativas se sumó la empresa en la UIER y particularmente en tu caso en el Departamento Joven?

—Nosotros nos incorporamos a la Unión Industrial de Entre Ríos el año pasado, después de la Jornada de la Industria. Luego, empecé a comunicarme con los Jóvenes UIER, a ir a las charlas y visitas, a meterme a ver cómo es el panorama e intentar absorber la mayor información posible, crear contactos y amigos. Eso me motivó mucho, porque además es lo que siempre quise. Estábamos tan encerrados en lo nuestro que nos faltaba conseguir un lugar donde participar.

—¿Cómo evaluás la posibilidad de dar participación a jóvenes que comienzan a tomar decisiones en sus industrias?

—Me parece perfecto, muy motivador. En la UIER Joven hay chicos y chicas de hasta 40 años y yo tengo 25, pero a ellos les pasa lo mismo que a nosotros, sean empresas grandes o chicas. El tema de hablar con los padres o gerentes que son más grandes, con otros conceptos, son situaciones que se van planteando y comentando, para saber cómo lo resolvió cada uno. Eso está muy bueno, porque es experiencia que uno no tiene que vivir y la cuenta otro que ya la vivió. Respecto del grupo que se está formando, es muy heterogéneo, en industrias, gente, edades, y cada vez se consolida más.

—¿Qué mensaje transmitís a quienes, a pesar de las dificultades, se animaron a dar el primer paso de emprender?

—Lo que siempre digo es que en los momentos que la gente llora, hay que vender pañuelos. Es cuestión de uno encontrar el mercado y el momento justo para ofrecer un producto. Si uno no tiene los resultados que quiere o quería, es todo responsabilidad de uno y no del contexto. Es cuestión tuya que no supiste cómo manejar ese mercado, ese producto, esa empresa, en ese momento determinado. Al que está empezando, que analice lo más posible todo. Hoy en día hay muchas herramientas, en Facebook, Instagram, clases en vivo, que yo también las utilizo. Les digo que se capaciten lo más posible, que analicen el timing de su mercado y no dejen de invertir y querer cumplir un sueño, por más que en la calle digan hay una crisis. No se dejen echar atrás.

Historia

Panificadora El Progreso nació en María Grande, en 1969. Actualmente es una firma dedicada a la producción, venta y distribución de productos panificados, con alcance provincial y regional, para más de un millón de personas. “La empresa empezó como una panadería por parte de mis abuelos, hace 50 años. Siempre fue una panadería de barrio, la más conocida de la ciudad. En 2006 falleció mi abuelo y le ofrecieron la panadería a mi papá. Y el objetivo de mi viejo era hacerla crecer, pero industrializarla; dejar de ser una panadería de barrio para producir envasados, ser distribuidores mayoristas”, sintetizó Gabriel Amateis sobre el proceso de crecimiento.


¿Cómo atraviesan la crisis las cadenas productivas de Entre Ríos?

¿Cómo atraviesan la crisis las cadenas productivas de Entre Ríos?

Los sectores productivos de la provincia expusieron sus distintas problemáticas y proyecciones durante la Asamblea General de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER). En términos generales, coincidieron en destacar cómo se ven afectados por la suba de costos, la devaluación, la política de retenciones, el mercado recesivo y la falta de financiamiento.

En el marco de la reunión ampliada de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER) del pasado viernes 26 de abril, distintos representantes de las cadenas productivas con presencia en la provincia expusieron sobre cómo es el estado de situación, en medio del escenario crítico que atraviesa el país. Si bien cada unoa tiene sus particularidades, los sectores plantearon problemáticas similares.

En este sentido, la mayoría de las economías regionales advirtieron sobre los altos costos, fundamentalmente energéticos, que afectan la competitividad y la sustentabilidad misma de los establecimientos productivos. También cuestionaron cómo afectan las retenciones, la devaluación y la falta de financiamiento, ante un mercado recesivo y mercados externos que exigen ser competitivos.

Sector porcino

Sebastián Bouzada, de la Cámara de Productores Porcinos de Entre Ríos (Capper), señaló primeramente las dificultades que arrastran desde 2018, con los efectos de la sequía, la reforma tributaria y la devaluación. Todo ello desequilibró la estructura de costos, que esperan equilibrar siempre y cuando no se repitan saltos bruscos del tipo de cambio.

En este sentido, indicó que los precios del cerdo no acompañaron la suba de costos, impulsada por aumentos en la harina de soja, la energía eléctrica y productos veterinarios.

Un tema particular de la cadena es el que se produjo con la baja de la alícuota del IVA ventas de la carne de cerdo del 21% al 10,5%, que impactó negativamente en el sector generando saldos técnicos de IVA y resultan irrecuperables. Plantearon que esto se agrava ante inversiones, junto con las altas tasas de interés mantenidas durante los últimos meses.

Por otro lado, cuestionó la inestabilidad estructural que ofrece la traza vial provincial, problemática común a la mayoría de las cadenas agropecuarias.

A pesar de este contexto, expresó que proyectan un crecimiento del sector. Explican que el precio del cerdo se ha recuperado en los últimos meses y el consumo per capita aún se mantiene, impulsado también por la brecha de precios con respecto a las otras carnes. Independientemente del mercado interno, hay expectativas para vender carne de cerdo a otros países en medio de la situación sanitaria crítica de China.

Sector avícola

Por un lado, Sergio Roth, desde la mirada de los productores de huevos, planteó el decrecimiento de dicha producción en Entre Ríos con respecto al posicionamiento de Buenos Aires, por lo que sugirió medidas para reactivar el desasrrollo del sector.

Por otro lado, recordó que en este mercado en particular se industrializa el 9% de la producción, mientras que el mercado externo apenas representa el 3%, lo que significa un desafío al cual avanzar. Sobre esto, indicó que el valor del cajón de huevo ha ido variando y no tiene relación con la exportación porque el producto es de mercado interno.

Asimismo, reclamó que el huevo no entró en la reducción del IVA del 21 al 10,5%, en el marco de la reforma tributaria que incluyó a otros productos. En este sentido, pidió nuevamente que se realicen las gestiones pertinentes para incluirlo.

Otro tema planteado fue la necesidad de seguir trabajando en la generación de un nuevo acuerdo laboral, cuya resolución contemple las voces de todos los actores de la cadena.

Finalmente, destacó que a través de la cámara que nuclea a los empresarios del sector están trabajando en lograr que el huevo en polvo o cáscara sea incluir en los programas de alimentación oficiales.

Por otro lado, Raúl Marsó habló desde la perspectiva de los frigoríficos de aves. Recordó como buena noticia que la gente va a seguir comiendo pollo, aunque señaló que el gran problema es saber si estos pollos serán los entrerrianos.

En este sentido, también planteó la necesidad de políticas para que la producción sea estable y creciente, además de seguir apostando por mejorar las exportaciones. Al respecto, cuestionó que “se perdió el ritmo de inversión” y esto impide “crecer al ritmo que necesitamos”.

Desde esta perspectiva, el sector solicita un plan para seguir creciendo y desarrollándose, aprovechando las oportunidades del mundo. En este sentido, advirtió por el atraso de competitividad, fundamentalmente por la carga impositiva y, especialmente, la falta de recuperación del IVA técnico.

Sobre este punto, planteó los altos costos que debe afrontar la avicultura. Fundamentalmente, cuestionó el aumento sostenido de la energía eléctrica que se aplicó en los últimos años. Si bien destacó la decisión de suspender los incrementos de este año, alertó por las dificultades de pequeñas granjas avícolas para hacer frente al pago de facturas.

Sector citrícola

Oscar Panartotti planteó la problemática de las retenciones que se volvieron a implementar en 2018 y representan un 11% del valor estimado de venta. Indicó al respecto que sale directamente de la rentabilidad del productor.

Por otro lado, señalaron la decisión de Nación de reducir los aportes patronales para las pymes a un grupo de productores primarios. Sin embargo, no todos están alcanzados, lo cual significa una desventaja ante los productores-empacadores que sí acceden.

En esta misma línea, también advirtieron sobre los fallos de reclamos laborales sin importar las causas que obligan a pagar grandes montos de indemnizaciones que hoy las empresas no pueden hacer frente.

También se planteó el problema de quienes tomaron deuda con un dólar a 20 pesos y se vieron afectados por la brusca devaluación. Esto ha dejado mal posicionadas a varias empresas para hacer frente a los compromisos asumidos, los cuales son en moneda extrajera.

En este sentido, además, se puso en evidencia que los bancos han retirado o disminuido el apoyo crediticio que brindan a las empresas.

Finalmente, se destacó que tras la sequía que afectó a productores de citrus en 2018, se espera un crecimiento del volumen este año.

Sector arrocero

Héctor Alonso puso en palabras cómo el sistema financiero le ha dado la espalda al pequeño y mediano productor y ha llevado al sector a una situación insostenible. Una vez cerrada esta campaña que ha sido muy difícil, dio cuenta que la perspectiva es a desaparecer.

En esta línea, consideró que tanto las pymes como el sistema de cooperativas está en serio riesgo por la presión tributaria y las altas tasas de financiación que sostiene el sistema y que va dejando pérdidas en el camino lo cual las lleva a un serio riesgo de quiebra.

Respecto de las retenciones, señaló que representan un 14% del margen exportado y que, a pesar de tener un 60% de valor agregado, pagan 4 pesos por cada dólar. Al respecto, puso en debate el impacto se produce también por los costos tercerizados de logística, que ya están gravados. Planteó que a mayor distancia del puerto, mayor impacto negativo en el margen del negocio, por lo que pidió medidas para revertir la inviabilidad del sistema.

Por otro lado, también alertó por los altos costos energéticos y la incidencia de los impuestos en el total de la factura. También cuestionó el costo de mantenimiento de capacidad instalada, estructura y distribución, por lo cual ha llevado que quienes tienen la posibilidad, trasladen la producción/elaboración a Corrientes, donde el costo de energía es más bajo.

Ante este panorama, hizo hincapié finalmente en que a pesar del apoyo de gobiernos para apertura de mercados, esto no ha podido capitalizarse por la falta de competitividad.

Sector maderero

Por su parte, Luciano Javier Guy fue concreto en relación a las demandas y planteó primeramente los costos energéticos. Sobre este punto, puntualizó que tres provincias competidoras tienen una diferencia del 40 o 50% con respecto al tema de la luz que deja fuera del mercado a Entre Ríos en la mayoría de los casos.

Por otro lado, destacó que salieron las primeras licitaciones para construir casas de manera. No obstante, cuestionó que las pymes madereras no están pudiendo acceder a las licitaciones por las trabas que se ponen con respecto a presentarse o tener experiencia constructiva previa. “Nos está limitando poder comenzar”, señaló.

Sector metalúrgico

Claudio Lambert, desde la perspectiva de los productores de remolques, alertó: “Estamos pasando un mal momento”. Recordó que en Entre Ríos se produce el 20% de la producción del país y que no tienen competencia con Brasil por el volumen de producción.

En esta línea, también analizó: “El cambio es favorable para nosotros, pero nos limita la retención que nos han puesto”. Por ello, planteó la dificultad de recuperar los mercados luego de tener un tipo de cambio atrasado por mucho tiempo. “Falta de presencia en países limítrofes”, señaló.

Sobre costos, indicó que el único proveedor de materia prima se maneja en dólares y se vende en pesos, por lo que no se saben si ganan o pierden.

Por otro lado, advirtió que en algunas ciudades de la provincia se están produciendo un “cambio de reglas” en materia impositiva que quitan competitividad, al eliminar las exenciones.

Sector lácteo

Celeste Valenti rememoró que “Entre Ríos es el 4% de la producción nacional de leche”. Sin embargo, ante la crisis, sostuvo: “Necesitamos el acompañamiento por parte del Estado”. Para que crezcan los tambos, aseguró que son necesarios mejores caminos e incentivos impositivos para tener más mano de obra.

En relación a este último punto, alertó sobre el problema de la informalidad. “Ha crecido mucho y necesitamos trabajar en conjunto para poder crecer”, expresó.

Por otro lado, destacó a las empresas que invierten en tecnología y sintetizó que en el contexto actual, resulta imperioso del sector lácteo nacional seguir creciendo y exportando.

Sector software

Por su parte, Agustín Arias reconoció el crecimiento en ventas durante 2018 que tuvo el sector y la apuesta permanente por realizar inversiones. Resaltó la importancia de tener una política para el desarrollo de software y planteó que están en debate modificaciones en la legislación a nivel nacional.

Por otro lado, deslizó críticas hacia las retenciones a las exportaciones que comenzaron a aplicarse meses atrás. Además, alertó que algunas actividades de empresas fueron alcanzadas por Ingresos Brutos. En este sentido, comparó las ventanas que brinda Santa Fe, por lo que planteó que las empresas van a elegir el lugar donde tengan menores costos.

En relación a la conectividad móvil, señaló los problemas que persisten en algunos lugares de la provincia. Por ello, pidió pensar en las oportunidades y potencialidades que tiene Entre Ríos en la materia y la necesidad de continuar el desarrollo de la última milla en los municipios.

Sobre el Parque Tecnológico, recordó que hay un predio adquirido por las empresas y revalorizó la fundación del Cluster en la provincia para avanzar en políticas para el sector.

Finalmente, puso en valor la generación de trabajo que promueve el software y las oportunidades laborales que se abren para los jóvenes. Destacó al respecto el talento de los entrerrianos “para exportar conocimientos” y que “con pocas cosas” se puede mejorar.


La gran deuda: una política industrial integral

La gran deuda: una política industrial integral

Ante la insistente suba de tasas de interés que afecta a los sectores generadores de valor y la falta de medidas concretas para el desarrollo productivo, Diego Coatz, economista Jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), reflexiona sobre los problemas de la Argentina y la necesidad de impulsar políticas de Estado para el sector.

Diego Coatz, economista Jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), envió a la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER) su reflexión sobre la necesidad de políticas de Estado integrales para el sector, lo que considera una “gran deuda”. El disparador del documento es la insistencia del Banco Central de recurrir a la suba de la tasa de interés para controlar el tipo de cambio y el proceso inflacionario, en detrimento de la actividad económica y generadora de valor y mano de obra. A continuación, compartimos su análisis:

“La política monetaria actual es producto de una serie de decisiones que parten de un diagnóstico incompleto de los problemas de Argentina. Existen un conjunto de dificultades que aún permanecen sin soluciones de carácter integral, por ejemplo: la falta de iniciativas para que nuestro entramado productivo pueda incorporarse de manera competitiva en las cadenas globales de valor y de esa forma se generen los dólares genuinos necesarios para el funcionamiento y desarrollo de nuestra economía.

La macroeconomía tiene que generar a previsibilidad para el desarrollo de la producción, diversificar las exportaciones y potenciar la industria nacional frente a la competencia desleal. Pero con la macro no alcanza, la clave es una política industrial (sectorial y regional) integral. Esta sigue siendo la gran deuda, políticas de Estado: logística, crédito, presión tributaria, etc.

En este contexto, hay herramientas que se están utilizando y que están afectando la actividad económica y al sector productivo. Específicamente, el control del dólar con tasas de interés elevadas es perjudicial para la producción en muchos niveles. Si continúa la volatilidad del tipo de cambio, la tasa de interés seguirá alta, presionando la situación financiera de muchas industrias y pymes. El sendero propuesto parece indicar que sólo habrá una reversión cuando las cuentas externas ajusten por el lado de las cantidades a partir de una menor demanda general de dólares dada una economía en contracción. En principio, esto podría empezar a verse para la segunda mitad de año y de manera heterogénea, en función de las características de cada sector.

Como decía, en Argentina, necesitamos acuerdos en materia productiva que formen parte de una política de Estado; es clave para generar condiciones claras en lo que refiere a las decisiones de inversión –elemento determinante para el crecimiento y el desarrollo–. Los últimos años deben servir de aprendizaje para comprender que, si al sector industrial no le va bien, al país en su conjunto le termina yendo mal. La importancia de la industria está sustentada en el ahorro y la generación de divisas genuinas, el sostenimiento del empleo formal y de calidad, la potenciación de las regiones alejadas de los centros urbanos tradicionales y la generación de conocimiento y tecnología argentina, entre otros”.


La producción metalúrgica cayó 10% en Entre Ríos y hay incertidumbre por la falta de financiamiento

La producción metalúrgica cayó 10% en Entre Ríos y hay incertidumbre por la falta de financiamiento

Entre Ríos fue la segunda provincia del país más afectada hacia fines de 2018 y las perspectivas son inciertas este año. La caída de ventas es notable en el rubro y obliga a las empresas a disminuir sus niveles de producción. Juan Hermann, socio de la Unión Industrial de Entre Ríos, habló sobre las dificultades que tienen en materia de financiamiento y advirtió por la cantidad de cheques rechazados. Además, reconoció que la baja de la producción afecta al empleo.

La industria metalúrgica atraviesa por un momento crítico en la Argentina, que se agravó en medio de la recesión que deteriora a los sectores productivos y generadores de mano de obra. En ese contexto, Entre Ríos es la segunda provincia más afectada, con una caída interanual del 10% en sus niveles de producción al cierre del segundo semestre de 2018, según datos publicados por la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra).

De acuerdo al estudio, Entre Ríos se ubica detrás de Santa Fe, que cayó 11,7% en el rubro metalúrgico. Ambas provincias vecinas se desplomaron por encima del promedio nacional, que registró un descenso del 7,1% en los últimos seis meses del año pasado. En tercer lugar quedó Córdoba, que disminuyó un 5,1%, y cuarta Buenos Aires y Capital Federal, con un 4,1% negativo, según publicó Adimra.

Juan Hermann, socio de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), analizó de manera crítica el escenario que vive el sector y planteó que la caída de la actividad responde a una significativa merma en las ventas producto de un mercado interno recesivo. “Es muy notable la baja de ventas que tenemos. Es tremenda la caída”, afirmó. Al respecto, apuntó que parte de esta explicación radica en la falta de financiamiento, que imposibilita a los transportistas poder renovar su flota. “No hay crédito”, lamentó.

En relación a este aspecto, Hermann cuestionó la política de altas tasas de interés del Banco Central y remarcó que para reactivarse es necesario “financiamiento acorde, para que lo puedan pagar los transportistas». «Se necesita que el que va a comprar pueda pagar en tiempo y forma, en cómodas cuotas, con tasas de interés competitivas. Habiendo financiamiento, la Argentina crece. Todos los que manejamos pymes queremos crecer, desarrollar productos y seguir avanzando”, reflexionó.

En caída

Según Adimra, dentro de los rubros que tuvieron las mayores caídas en su producción durante el segundo semestre de 2018 se encuentran Carrocerías, remolques y semirremolques (-20,1%) y Maquinaria agrícola (-15,7%), siendo los sectores más perjudicados de los últimos ocho meses. Luego de estos sectores, le siguen los rubros Equipos y aparatos eléctricos (-6,8%), Otros productos de metal (-5,9%) y Autopartes (-3,9%).

Con números sobre la mesa, Hermann puso como ejemplos datos de su propia empresa. Al respecto, advirtió que los niveles de producción por día bajaron considerablemente e indicó que actualmente fabrican en promedio 4,70 unidades por día, cuando en 2017 se alcanzó la cifra de 7,30 por día, e incluso hubo mejores meses donde lograron producir más de 8 por día.

En la misma sintonía, la comercialización de productos también disminuyó. Según expresó, “acoplados y semirremolques han bajado entre 40 y 50% las ventas. Vamos todos de la mano. Lo poco que se vende es para escalabilidad, para 52 y 55 toneladas y bitrenes”, que por definiciones legislativas se comienzan a implementar poco a poco en el país. En relación a ello, ejemplificó que en su empresa bajaron de 129 unidades vendidas en promedio mensual del primer trimestre de 2017, a 102 en el mismo período de 2018 y a 65 de promedio durante los primeros tres meses de 2019.

Problemas

En medio del proceso inflacionario y la recesión, Hermann destacó que también bajó la rentabilidad, ya que la fuerte suba de costos no se puede trasladar a los precios finales. Según el relevamiento de Adimra con información de diciembre pasado, en relación a la evolución de los costos de manufactura -exceptuando la mano de obra-, las mayores subas se explicaron por el incremento del precio de la Energía (gas y electricidad), seguido por el alza de los Insumos siderúrgicos (planos de acero nacionales).

En este contexto, la situación se agrava por la forma de comercialización que tiene el sector. Hermann apuntó que se suelen utilizar entre siete y diez cheques para pagar una unidad, sin embargo lamentó que “al tiempo se desvaloriza”. Incluso, alertó por otro de los riesgos presentes: “Tenemos muchos cheques rechazados que constantemente se negocian con el cliente para que lo pueda pagar, refinanciado. El cliente tampoco cobra, porque está toda la cadena mal”, sostuvo.

El empresario de Gualeguaychú negó que la cadena de pagos esté cortada, pero reconoció que “está muy difícil». “La cadena de pagos está cada vez más justa. Uno lo que hace es ocupar el stock de materiales, comprando menos, para no entrar en deuda con los proveedores. En la cadena de pagos, al faltar el crédito, a un pequeño transportista le cuesta mucho pagar: primero paga el combustible, segundo paga las gomas y después el remolque o la carrocería”, analizó.

Empleo

De la misma manera que cayó la actividad metalúrgica, durante el segundo semestre de 2018 el nivel de empleo bajó un 3,7% promedio en la Argentina frente al mismo período del año anterior. Asimismo, durante el año pasado, el nivel de empleo del rubro acumuló una caída de 1,7% en comparación con 2017.

En este sentido, los datos dan cuenta de las dificultades cada vez mayores para sostener los puestos de trabajo. De acuerdo al relevamiento de Adimra, alrededor del 44% de los empresarios indicó haber reducido su plantilla de personal en relación al mismo período del año anterior.

Al respecto, Hermann reconoció que esta problemática está presente en la provincia y que, en su propia empresa, tuvieron que achicar un 10% la planta. Sobre esto, planteó que se llevó a cabo un plan de reducción que tratara de contemplar las realidades familiares y antigüedades, tema no menor cuando se trata de pymes.

En este contexto, analizó: “El empleo se sostiene simplemente teniendo trabajo. Habiendo producción, se sabe que se pueden hacer incluso los pagos adecuados al sector. Habiendo trabajo, de todo se sale y la competitividad de cada uno se va viendo luego”.

Finalmente, con estos datos, al ser consultado sobre las perspectivas que se plantean para este año, Hermann sintetizó en pocas palabras la misma incertidumbre que vivencian empresarios y ciudadanos: “No sé qué pasará”. De igual modo, remarcó su desvelo por continuar produciendo e invirtiendo en la industria generadora de valor.


La vitivinicultura entrerriana crece y busca diferenciarse, a pesar de las dificultades

La vitivinicultura entrerriana crece y busca diferenciarse, a pesar de las dificultades

Noelia Zapata, presidente de la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos, habló con la UIER y destacó los avances logrados en el sector, que lleva hoy a conglomerar a unos 70 productores. A pesar del difícil contexto económico y financiero, resaltó cuáles los desafíos trazados, de cara a la necesidad de generar productos de calidad que marquen la diferencia de la provincia. En este sentido, puso en palabras la importancia que adquieren las inversiones de largo plazo y el saber hacer bien las cosas.

Tras haber atravesado varias décadas para el olvido por restricciones legislativas, la vitivinicultura se reactivó y poco a poco vuelve a tomar impulso en Entre Ríos, de la mano de empresarios y emprendedores locales con la cabeza puesta en hacer crecer la actividad y marcar la diferencia. En este contexto, generar alternativas productivas, económicas, turísticas y laborales, es una de las premisas por las cuales se unieron a través de la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos (AVER), que nuclea a bodegas y viñedos provinciales.

Noelia Zapata, presidente de la entidad -que también está vinculada con la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER)-, puso sobre relieve los logros y desafíos que se presentan en un sector que, a pesar de las adversidades, ya conglomera a unos 70 productores y tres bodegas. La organización, según destaca, permite seguir aprendiendo, nutrirse de los especialistas y avanzar entre todos hacia una mejor calidad de vinos, que permita en el mediano plazo posicionar a la provincia en el mercado.

“Hemos logrado de nuevo la personería jurídica de la Asociación que habíamos perdido. Estamos tratando de reorganizarnos. Veo bien el hecho de que hay un saber hacer que se está construyendo de a poco. Con respecto a la calidad de los vinos, entendemos que se está aprendiendo”, sostuvo la empresaria. Asimismo, valoró que en este camino es clave el rol del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) para controlarlos y orientarlos para “hacer bien las cosas”.

En este proyecto colectivo, Zapata planteó que “el objetivo es hacer un producto que sea diferente”. “No es un vino cuyano, es un vino entrerriano, con sus particularidades, con sus aromas, sus sabores, su presentación diferente”, puntualizó. En esta línea, resaltó: “Los entrerrianos tenemos que estar orgullosos porque es una provincia que puede generar esta actividad, que lleva su tiempo, pero que es viable. Entre Ríos es viable si se hacen las cosas como corresponden y si somos conscientes de que no es una actividad de entrada y salida, sino de largo plazo”.

Diferenciarse

¿Entre Ríos está en condiciones de diferenciarse con un tipo de uva?

—Sí, con la tannat. Es la uva que en Uruguay por excelencia marca la diferencia. Nosotros vemos lo noble que es la cepa, lo diferente que es en su comportamiento; tiene un sabor muy particular. Es la cepa que más va a identificar a Entre Ríos. Después, hay otras cepas que se están desarrollando muy bien y también tendrán su particularidad dado nuestro suelo.

¿Cuál es el trabajo necesario para ser distintos?

—Hay que trabajar por la diferenciación de los vinos en cuanto a que las uvas a utilizarse sean pura y exclusivamente entrerrianas, que no se compren de otro lado. Hay que trabajar por una denominación de origen, por una certificación de origen, donde por mediante un comité integrado por la Secretaría de Turismo y dos o tres especialistas reconocidos se certifique que el vino es destacado, que además de las exigencias del INV reúne determinadas características, producido y elaborado en Entre Ríos, un jurado que determine la calidad del vino. Además, capacitar a los productores y profesionales que trabajen en el rubro. Cuanto mejor hagamos esto, vamos a marcar ese futuro diferente. Si hacemos cualquier cosa, nos perjudicamos todos. Nosotros queremos trabajar por un buen producto y generar mano de obra.

Inversiones

Zapata planteó que la vitivinicultura, al igual que muchos otros sectores, requiere de significativas inversiones para comenzar y sostenerse. Incluso, en este escenario con dificultades de financiamiento, el esfuerzo debe ser mayor. Independientemente del contexto, ante la falta de profesionales locales que sepan de la materia y trabajadores especializados, la apuesta que se debe encarar es importante. Por ello, también remarca que quien ingresa en este negocio, debe saber que los frutos no son inmediatos, sino que se van logrando con el tiempo, paso a paso y haciendo bien los deberes.

¿Cómo se encaran las inversiones que requiere el sector, en medio de esta crisis?

—Es el tema más complicado porque en realidad la vitivinicultura es una inversión a largo plazo. Vos plantás una planta y a los tres años recién empieza a generar producción para que después sea transformada en vino. Hoy si tenés que comenzar, es difícil porque las tasas del 50 o 60% son inviables para cualquier actividad. Quienes ya estamos, lo que hacemos es pelearla y ser conscientes de que esto es a largo plazo, que va a llevar años. Además, las inversiones son todas en dólares y en euros; y tampoco hay gente en la zona que sepa de las máquinas que se requieren. Sería una buena posibilidad tener algunas líneas de financiamiento adecuadas. Esperemos que a corto plazo esten disponibles para todas las actividades de producción. Este año está complejo. Mientras tanto, todos las estamos solventando a pulmón.

Con inversiones en marcha, ¿cuándo cree que la provincia puede dar el salto para posicionarse mejor con sus productos?

—En principio, sería muy bueno que las facultades se especialicen en el rubro, que no hay en la provincia. Los integrantes de la Asociación tenemos la mayoría un asesor, un enólogo y un ingeniero agrónomo de Uruguay, lo cual va generando conocimiento en los que vamos haciendo. Es una actividad que hay que conocerla y hacer lo que corresponda. Si uno sigue la receta y las indicaciones de los profesionales, se puede tener una producción satisfactoria, por más que sea un año difícil. Es una actividad que mínimo para una inversión inicial debe llevar seis años, y en el que las plantas puedan durar hasta 100 años. Si uno mira todo esto, es una actividad de difícil entrada pero también de difícil salida, lo cual hace que haya que pensar y analizarla muy bien.

Generación de trabajo

El desafío de todos los sectores, incluidas las economías regionales, es generar empleo registrado, que a su vez movilice a las localidades. La vitivinicultura no está ajena a este propósito, con el plus incluso de que el trabajo que se requiere es especializado y exige de formación y capacitación constante. Al respecto, si la intención es seguir creciendo, Zapata remarcó que dar pasos en este sentido es vital, ya que la demanda de mano de obra se constituye en una inversión importante.

“En cuanto a generación de trabajo, el que tiene un viñedo necesita de una persona que esté permanentemente para que una plantación funcione. En cuatro o cinco hectáreas, necesitás un empleado. En las bodegas y para la cosecha, se necesitan siete, ocho o diez personas; necesitás todo el año gente que conozca de todos los procesos que requiere el vino. Además, la mano de obra debe ser local”, afirmó. En relación a ello, planteó que uno de los ejes fundamentales es crear oferta académica específica en la provincia.

Desarrollo turístico

En relación al trabajo articulado con el Estado, la presidente de AVER reconoció que se avanzó mucho con la Secretaría de Turismo de la Provincia. “Estamos recibiendo respaldo en este aspecto, porque la actividad si bien es productiva, tiene esa cuestión turística. Esto permite que el turismo sea una posibilidad para muchos emprendimientos, ya que la mayoría de los viñedos está haciendo visitas al igual que las bodegas”, valoró.

En esta misma línea, consideró como “muy valioso” el aporte estatal para “hacer visible la actividad”. “La Provincia nos está acompañando, nos ayuda a dar visitas y a divulgar. Son pequeñas cosas pero importantes para esta actividad. También es importante para la provincia, porque son otras posibilidades para que el turista que llega a nuestra zona encuentre diversidad de alternativas para visitar, para conocer, para probar nuestros productos que están saliendo cada año mejor”, expresó.


La suba de más del 60% en el costo del transporte impacta en Entre Ríos

La suba de más del 60% en el costo del transporte impacta en Entre Ríos

El incremento en los precios del combustible y el trasladado de la devaluación a los insumos y los equipos, afectaron sensiblemente los costos para mover la producción. La provincia no estuvo ajena a la realidad nacional, lo cual agravó aún más la situación crítica que atraviesan los establecimientos industriales.

El sector industrial se encuentra en un momento crítico, frente a la conjunción entre la caída del mercado interno y el incremento constante de sus distintos costos. Entre estos, uno de los más influyentes es el de transporte, que según estadísticas en todo 2018 subió por arriba del 60%. Esta suba terminó impactando en todas las industrias, incluidas las entrerrianas, que debieron asumir un mayor peso en la estructura de costos, sin poder trasladarlo a precios en medio de un contexto recesivo. En otras palabras, las significativas variaciones en los valores que se dieron a nivel nacional tuvieron su correlato similar en la provincia.

El costo de transporte repercute doblemente en la estructura de las empresas, ya que impacta tanto en los insumos demandados como en las distribuciones de las ventas, erosionando así la competitividad de las industrias. Asimismo, la alta dependencia al transporte terrestre, principalmente a través de camiones, complica aún más el escenario, ya que diversos estudios reflejan que este tipo de movilidad es sólo conveniente para menores distancias. Ello, por lo tanto, termina perdiendo competitividad frente al transporte ferroviario y fluvial a medida que se incrementan los trayectos a recorrer.

Datos

En este sentido, el Departamento de Infraestructura y Logística de la Unión Industrial de Córdoba (UIC), junto con el Centro de Operaciones Logísticas (Ceolog, perteneciente a la Escuela de Negocios ICDA de la Universidad Católica de Córdoba) ha desarrollado el Índice de Costos del Transporte (ICT), en base a modelos de cálculo para la provincia de Córdoba, y diversos componentes que forman parte del costo final: gasoil, neumáticos, salarios de chofer y amortización de equipos. En este sentido, el ICT refleja la evolución en forma conjunta (y desagregada por componentes) del costo que implica mover la producción.

Así, a lo largo de 2018 el ICT reflejó un aumento del 68% del costo de transporte, que continuó aumentando en los primeros meses del 2019, al orden del 1% mensual. En su última publicación, correspondiente a febrero pasado, el costo por kilómetro recorrido fue 62% mayor al valor del mismo mes del año anterior. Este mayor costo se explica en primer lugar por una suba del 88% del costo de los equipos, afectado principalmente por la devaluación tanto de abril-mayo como de septiembre. Asimismo, el costo del gasoil aumentó 69%, que si bien fue dado en forma paulatina se aceleró hacia fin de año; mientras los neumáticos aumentaron 62% anual, también de la mano de la devaluación. Por último, el componente salarial sólo aumentó 27% en doce meses.

Por otro lado, la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC) elabora su propio indicador, con una mirada más amplia, ya que abarca 11 insumos que componen los costos de las empresas de transporte de cargas a lo largo de todo el país.

Este indicador también refleja que el costo de transporte aumentó 62% a lo largo de 2018, con una alta variación de los costos vinculados con los equipos y los insumos importados, afectados por la inestabilidad cambiaria del año. El estudio también resalta el importante incremento del costo financiero, que llega al orden del 175% entre diciembre de 2017 a diciembre 2018; de los seguros +73% y de los peajes +63% en el mismo período. En este sentido, queda en evidencia el impacto de las medidas financieras sobre el costo de transporte y el incremento de las tarifas de peajes reguladas por parte del Estado.

Estas subas se continuaron en 2019, que sumó otro 3,11% a lo largo de enero. Esta variación se explica tanto por los costos financieros (aumento de 35% mensual) y peajes (12,5% mensual), con la novedad de contar con un incremento mensual del 50% de las patentes y tasas, además del 3,41% del costo en personal en razón de la cuota de bono correspondiente para los trabajadores del sector.

Túnel subfluvial

En términos provinciales, asimismo, se observa que el costo de peaje en el Túnel Subfluvial que conecta Paraná y Santa Fe sugió un comportamiento similar a lo mencionado anteriormente.

El costo del peaje para atravesar al acueducto (ponderado por el tipo de transporte que transita) ha mostrado constantes incrementos en los últimos años. En 2018 dicho aumento promedió el 30% interanual, luego de dos años (2016 y 2017) de aumento promedio del 60%. De esta forma, a fines de 2018 el costo del peaje era cuatro veces superior a comparación de inicios de 2016.

Asimismo, los recientes aumentos del costo del peaje, del orden del 10%, llevarían a mantener el incremento del costo alrededor del 30% interanual, en el mismo ritmo en el que se ha desarrollado el año pasado.


“Se estima una caída en la actividad industrial del 2%/2,5% promedio para 2019”

“Se estima una caída en la actividad industrial del 2%/2,5% promedio para 2019”

Así lo afirmó Pablo Dragún, director del Centro de Estudios de la UIA. En una entrevista realizada por la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), habló sobre las perspectivas que se presentan para los distintos sectores generadores de valor y con llegada al mercado externo, especialmente para Entre Ríos. Además, planteó cómo viven la crisis las pymes y cuáles son las medidas necesarias para revertir el panorama.

Pablo Dragún, director del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU), brindó un análisis para la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), en el que pone en palabras cómo se vive la crisis en los establecimientos industriales del país y la provincia, sobre todo las pymes. Además, anticipa cuáles son las perspectivas que se trazan para este año, en medio de la caída de ventas, de niveles de producción y de pérdida del salario real.

Por otra parte, en la entrevista el especialista detalla cuáles serán los sectores que podrían traccionar una recuperación en los próximos meses, aunque aclara que toda mejora será en comparación con registros negativos de 2018. En este sentido, plantea las oportunidades que se presentan para las empresas exportadoras, aunque pone un paréntesis sobre los costos de producción y el impacto que significan las retenciones. En esta línea, reflexionó sobre las cadenas productivas de Entre Ríos.

Asimismo, Dragún advirtió por las consecuencias que sufren las pequeñas y medianas empresas de la Argentina, que se ven ante la necesidad de realizar presentaciones de concursos y quiebras debido a que la situación se torna insostenible. Al respecto, también detalló las diferentes medidas impositivas, financieras y energéticas que resultan necesarias en este contexto para comenzar a revertir el escenario crítico y volver a retomar la senda de crecimiento y desarrollo con creación de trabajo.

1. Tras una importante caída en 2018 de la industria, ¿qué perspectivas certeras hay de una recuperación este año? ¿Qué sectores traccionarían?

Según las estimaciones del CEU, la actividad industrial se contrajo -3,4% en 2018. El primer semestre de 2019 va a continuar la tendencia negativa de los últimos meses del año pasado, teniendo en cuenta que el tercer trimestre de 2018 cerró con una caída de -8,4% interanual.
Se espera una recuperación relativa hacia la segunda parte del año en gran medida por la baja base de comparación y una tibia recuperación del consumo y el crédito. No obstante, se estima una caída en la actividad industrial en torno al 2%/2,5% para el promedio del año. El resultado final dependerá de la intensidad en la recuperación de Brasil impulsando nuestras exportaciones industriales, por un lado, y de la reactivación del consumo, del crédito y la evolución de los costos industriales a nivel local, por el otro.
Los sectores que podrían traccionar la actividad son las industrias metálicas básicas y minerales no metálicos. Por caso, la producción de acero y aluminio comenzó el año con subas de 7,9% y 0,3% interanual, respectivamente; mientras que los despachos de cemento y la producción de insumos para la construcción podrían incrementarse si efectivamente se reactiva el consumo y el crédito.

2. ¿En qué medida las exportaciones van a permitir un impulso de algunos sectores? ¿Sirve el tipo de cambio con estas retenciones?

Si bien la devaluación y su consiguiente suba en el tipo de cambio generó condiciones más favorables para las exportar, y productos que ya se exportaban ahora tienen precios más competitivos –como es el caso de commodities y las materias primas- para otros productos, cuyo tiempo de maduración es mayor, no alcanza solo con una corrección del tipo de cambio. A su vez, productos con mayor valor agregado poseen insumos importados, con lo cual la devaluación también encarece sus costos de producción.
Sin embargo, rubros que se expandieron en 2018 es muy probable que sigan haciéndolo en 2019, como la industria automotriz, muy ligada al crecimiento de Brasil o productos del hierro y el acero que encuentran en los mercados externos espacio para colocar su producción.
El caso de los derechos de exportación es complejo, porque si bien a mayor tipo de cambio menor alícuota efectiva se paga, termina gravando a todos los productos por igual, generando un sesgo hacia la primarización de las exportaciones. También genera incentivos a comprar insumos importados ya que dichos insumos pueden ser descontados luego del pago del derecho. A su vez, al superar el derecho al reintegro genera un costo adicional que hace que algunos productos sean menos competitivos en el exterior y luego se deban pagar también aranceles para ingresar a los otros mercados. Este es el caso de la soja, que el aceite paga aranceles y el poroto no, y con el pago del derecho se genera un incentivo a exportar poroto sin valor agregado.

3. ¿Qué nivel de crisis manifiestan las Pymes ligadas al mercado interno? ¿Hay datos de los concursos preventivos?

Según los últimos datos disponibles de la Oficina de Estadísticas del Consejo de la Magistratura, en el primer semestre del 2018 se incrementó un 8% la presentación de concursos y quiebras, en especial de Pymes industriales y las proveedoras de consumo interno. Así pues, los concursos ascendieron a 132 concursos y 829 quiebras de enero a junio y se estima un incremento sustancial en las cifras del segundo semestre de 2018.
Los datos del segundo semestre varían según jurisdicción; en Córdoba, al 31/10, esta cifra alcanzaba 116 presentaciones -con proyecciones de cerrar el año con un incremento +15% anual a 2017-. Asimismo, según fuentes del Ministerio de Producción de Santa Fe, se estima un cierre de 250 Pymes en 2018.
Si bien los datos definitivos de cierre de empresas no están actualizados para la totalidad de 2018, es inevitable asegurar que el incremento exponencial de la tasa de interés (que llegó al 72%) ha impactado en gran medida en la cadena de pagos, debilitando especialmente a las Pymes.
Asimismo, la caída del salario real en torno al 11% fruto de una inflación del 47,6% repercutió agudamente en la caída del consumo, y especialmente a las ventas de las pequeñas empresas proveedoras del mercado interno.

4. ¿Qué análisis realiza de Entre Ríos en el concierto nacional? ¿Es parte del interior que puede generar una recuperación más rápida?

Las principales actividades de la provincia están asociadas a la producción agropecuaria y a su exportación. Con lo cual la provincia tiene cierta independencia de los vaivenes económicos y el enfriamiento del mercado interno. Al destinar parte de su actividad a los mercados internacionales tiene una ayuda extraordinaria producto del nuevo tipo de cambio que le permite, en cierta medida, sortear la coyuntura. Son productos que hoy en día se destinan a la exportación aunque hay márgenes para expandirse hacia nuevos mercados como la India y Vietnam.
La actividad principal es la cría de aves y su faenamiento, que concentra el 51% de la producción nacional y el 17% de las exportaciones provinciales. A su vez, las exportaciones se componen en un 33% de maíz y trigo. Le siguen las exportaciones de carne vacuna, teniendo la provincia el 7,8% del ganado nacional. La soja también tiene un rol preponderante en la producción y las exportaciones provinciales y en 2017 representaron el 11%. Le siguen en relevancia las plantaciones de arroz y las frutas frescas, como son los cítricos – naranja y mandarina – y los arándanos. Otra actividad de relevancia es la metalúrgica relacionada a la producción de alimentos.

5. ¿Qué medidas concretas en términos impositivos, financieros y energéticos considera urgentes para reactivar la producción?

Consideramos que en términos impositivos se pueden tomar las siguientes medidas:

• Permitir que los beneficios tributarios que actualmente pueden tomarse a cuenta del Impuesto a las Ganancias, se tomen a cuenta del pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA) así como de las Contribuciones Patronales (F-931).

• Suspensión de las ejecuciones fiscales y embargos de manera temporal en el actual contexto de contracción y elevadas tasas de interés.

• Marcha atrás con la eliminación progresiva de los beneficios regionales contemplados en el Decreto 814/01 que permite que se beneficia a las empresas del Interior.

• Agilizar tiempos de devolución de saldos de IVA y reintegros.

Mientas que desde el lado financiero hay espacio para:

• Reponer la Línea de Financiamiento para la Producción (LCIP) hasta 2020. El crédito al sector privado no financiero equivale al 15,3% del PBI y a las PyMEs es 3%. En paralelo, una significativa parte de los depósitos de los bancos no paga interés. La LCIP fue el principal instrumento de financiamiento PyME en 2017.

• Ampliar los fondos para bonificar tasas y limitar los pedidos de reciprocidad planteados por los bancos para garantizar una distribución federal.

• Incrementar inversiones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad en activos PyMEs para generar más demanda de títulos y promover la producción y el empleo.

Por su parte, las medidas energéticas que se podrían tomar:

• Ampliar el universo de Pymes incluidas en el régimen empresas electro-intensivas y confirmar su extensión en el tiempo para amortiguar parcialmente los aumentos tarifarios.

• Reducción de la presión tributaria nacional y provincial en tarifas.

• Mayor flexibilidad para re-pactar la contratación de potencia. Las empresas obligan a contratar potencia por 12 meses fijos y si el cliente consume por encima lo penalizan con una multa de hasta el 50% sobre su consumo. Por otro lado, si consume menos, igual se cobra el total contratado.

• Bajar dispersión de costos entre usuarios con consumos semejantes. Actualmente para mismo consumo existen diferentes tarifas según la zona en la cual esté radicada el contribuyente. Estas brechas se dan entre usuarios de distintas provincias, como también al interior de una provincia.


La situación de Imperial Cord, ante el difícil contexto industrial

La situación de Imperial Cord, ante el difícil contexto industrial

La empresa de neumáticos radicada en Entre Ríos debió paralizar su producción, en medio del apremiante contexto económico y financiero del país. Desde la firma aclaran que la fábrica no cierra, sino que se sostendrá con un mínimo de mantenimiento. De cambiar las condiciones, apuestan a volver a producir en 2020.

Imperial Cord, empresa socia de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), atraviesa por un difícil momento, por lo cual debió paralizar su producción y perder mano de obra en el establecimiento ubicado en el Parque Industrial de Gualeguaychú. No obstante, desde la firma aclaran que no cierra, sino que permanecerá con la mínima cantidad de personal que permita realizar las tareas de mantenimiento, hasta tanto mejoren las condiciones.

La fábrica de neumáticos viene padeciendo las adversidades del contexto macroeconómico del país desde hace varios meses, con caída en los niveles de producción y derrumbe de ventas. Los problemas comenzaron principalmente con la oleada de productos importados, que dificultaron la competencia en igualdad de condiciones, y se profundizó con la crisis económica y financiera de la Argentina.

Ante esta situación, Imperial Cord -que antes de 2015 llegó a tener más de 100 empleados- se vio ante la necesidad de suspender la producción. Asimismo, en diálogo con el sindicato y los representantes de los trabajadores dentro de la firma, inició un plan de retiros voluntarios, que esperan que se adhiera la totalidad de la planta que asciende a 39 personas. Todo ello, indicaron, se realizará en el marco de las disposiciones legales correspondientes.

De todos modos, según expresaron, las intenciones del establecimiento industrial son las de volver a generar valor en la provincia con vistas a 2020, siempre y cuando mejoren las condiciones económicas y financieras que posibiliten reactivar la planta y demandar nuevamente mano de obra.

A raíz de este caso en particular y en medio del complejo panorama que vive la mayoría de las industrias radicadas dentro del territorio provincial, desde la UIER se solicitó una reunión con el gobernador Gustavo Bordet. El objetivo del encuentro es poder concretar una mesa de diálogo que permita poner en debate las dificultades y posibles soluciones, fundamentalmente en cuanto a temas energéticos, impositivos y financieros.

Contexto industrial

La situación de Imperial Cord no escapa a los serios problemas con los que se enfrenta la industria en todo el país. Las perspectivas positivas del comienzo de 2018 se disiparon rápidamente. A partir de abril, y consolidándose en mayo, el sector manufacturero de Argentina empezó a contraerse a una tasa promedio del -1,5% mensual, se profundizó hacia fines del año y cerró en una contracción del 10% del nivel de actividad.

Esta dinámica repercutió en una de las principales virtudes del sector manufacturero: el empleo de calidad registrado y bien pago. Hasta octubre del año pasado ya se habían perdido 50.000 puestos de trabajos privados registrados en el sector industrial (-4%). Si se compara con 2016, los puestos de trabajo registrados perdidos sumaron 100.000. Asimismo, el uso de la capacidad instalada también mostró los impactos del contexto y a lo largo del segundo semestre de 2018 se utilizaron alrededor de 5 puntos porcentuales menos que los del año anterior.

Si bien el sector industrial hace años no logra mantener una dinámica expansiva sostenida, y en los últimos 10 años se mantiene estancado el producto industrial nacional, este último año la situación se complejizó aún más, con fuertes caídas en el consumo interno, dificultades en el financiamiento tanto por las altas tasas de interés como la inaccesibilidad de los programas públicos, fuertes aumentos en las tarifas y costos energéticos, devaluación, incremento en la presión impositiva, entre otros.

Perspectivas

La industria entrerriana se ha visto especialmente afectada por este contexto y de allí que las proyecciones no son alentadoras. Ya en el tercer trimestre del año pasado, la mitad de las industrias consultadas por UIER en su Informe de Coyuntura resaltaba la caída de las ventas y la producción. En dicho estudio, además, un 25% declaró una caída en los niveles de empleo y 36% en la cantidad de horas trabajadas. Más aún, las perspectivas de dichas industrias reflejaban una visión de pesimismo, ya que alrededor del 40% esperaba que las ventas y la producción siguieran cayendo, y un 25% aguardaba que se contrajeran sus niveles de empleo. Asimismo, la mayoría de las industrias no tenían previsto realizar inversiones en el último trimestre del año.

Para este 2019 las perspectivas son prudentes a negativas. El salario real, de fuerte caída en 2018, probablemente se encuentre entre estable a negativo, lo que dificulta la recuperación del mercado interno. Las exportaciones serán una salida expansiva para las ramas industriales con capacidad de venta al exterior, pero las mismas no son, por lo pronto, las que traccionan mayormente a la industria en su conjunto. La tasa de interés y las políticas de promoción crediticia estarán determinadas por la política cambiaria y monetaria, cuya prioridad será la recuperación de la estabilidad del tipo de cambio y la contracción sostenida de la inflación, dificultando las inversiones que podrían realizarse.

Asimismo, el Estado nacional continúa con la profundización de su ajuste fiscal, combinando tanto recortes de distintos programas públicos como incrementos de tarifas energéticas y subas impositivas. Todas estas medidas impactarán negativamente tanto dentro de las industrias como en el contexto mesoeconómico (infraestructura, servicios, etc).